Este viernes 22 de mayo Italia se prepara para recordar a Santa Rita de Casia, conocida como la santa de lo imposible, cuya devoción es una de las más extendidas en el país.
Como cada año, el Santuario de Santa Rita en la localidad donde la santa nació en el año 1381, Cascia, acogerá las celebraciones que este 2020 se desarrollarán en torno a la iniciativa "El Maratón de la Fiesta de Santa Rita", que culminará con el rezo del Rosario a las 21.00 (hora local).
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Sin embargo, debido a las medidas preventivas contra la pandemia de coronavirus, este año se celebrará sin presencia de fieles, aunque con gran difusión en streaming. El Rosario podrá seguirse en directo a través del canal de Youtube del Santuario, su página de Facebook y desde su sitio web.
Las celebraciones se desarrollarán en el interior del santuario, construido en 1926 y reconstruido en 2016 tras su destrucción en un terremoto, junto al cuerpo incorrupto de la santa.
Santa Rita de Casia fue hija obediente, esposa fiel, esposa maltratada, madre, viuda, religiosa, estigmatizada y santa incorrupta.
Nació en mayo del año 1381, un año después de la muerte de Santa Catalina de Siena. La casa natal de Santa Rita se encuentra a poca distancia de Cascia, en la región italiana de Umbría, muy cerca de Asís.
El contexto histórico en que vivió Santa Rita estuvo marcado por guerras, terremotos, conquistas y rebeliones.
Su vida personal no fue sencilla. Su esposo era bebedor y con frecuencia la agredía. Tuvieron dos hijos gemelos cuyo carácter también era complicado y generaban gran sufrimiento a su madre. Finalmente, el marido de Santa Rita se convirtió y junto a su mujer inició un recorrido de fortalecimiento de la fe hasta que murió asesinado.
A pesar de que Santa Rita suplicó a sus hijos que no buscaran venganza por el asesinato de su padre, estos no desistieron en su determinación de dar muerte a los asesinos. Sin embargo, ambos cayeron gravemente enfermos sin poder cumplir su venganza y, antes de morir, perdonaron a los asesinos de su padre.
Estando viuda, en el año 1417 hizo su profesión religiosa con las hermanas agustinas después de una revelación en sueños que le llevó al interior del Monasterio de Santa María Magdalena, donde las monjas agustinas la aceptaron en la comunidad a pesar de sus reticencias por haber estado casada y por los antecedentes de su marido.
Santa Rita recibió los estigmas y las marcas de la corona de espinas en la cabeza. A diferencia de otros santos con este don, las llagas en ella olían a podrido y tuvo que vivir aislada durante muchos años.
Falleció en el año 1456 tras una dolorosa enfermedad. Las heridas causadas por las marcas de la corona de espinas en su frente desaparecieron tras su muerte. En su lugar, quedaron unas manchas rojas de especial fragancia. Su cuerpo está incorrupto hasta el día de hoy.