El 23 de mayo se celebra el Día del Catequista en Chile y el director de la Comisión Nacional de Catequesis de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), Eduardo Valenzuela, comentó las preocupaciones y desafíos de esta labor pastoral.
Si bien la pandemia por el coronavirus COVID-19 ha obligado a repensar nuevas formas de Evangelización, habilitando distintas propuestas digitales para llevar la Buena Nueva a los fieles, Valenzuela aseguró que como Iglesia "no estábamos preparados para hacer educación remota".
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En conversación con ACI Prensa, Valenzuela explicó que la catequesis "tiene una dimensión conceptual y otra dialógica basada en el contacto y el compartir experiencias, iluminadas por la Palabra" y con la imposibilidad de hacer comunidad en las iglesias, "se ha quebrado la condición misionera" de los catequistas.
Si bien "ellos hacen un esfuerzo por mantener el contacto con los catequizando por distintas vías", la catequesis es "una experiencia que se comparte en medio de la comunidad, donde toda ella participa, educa e incorpora a la vivencia de la fe y de la Iglesia".
Con un total aproximado de 55 mil catequistas que llegan a unas 600 mil familias en Chile, el director nacional explicó que es muy "prematuro resolver el problema de la catequesis".
"No es lo mismo hacer una tarea en la casa y que el catequista responda si está bien o no", "la catequesis online" no debiera "repetir lo que hace la escuela", no debiera "abrumar con más información", aseguró el también profesor de religión.
En ese sentido, Valenzuela dice que tienen que "reeducarse y comprender el medio para poder utilizarlo adecuadamente. Por ejemplo, una Eucaristía en línea requiere educación de nuestra parte para poder experimentarla adecuadamente ya que en la Eucaristía la persona se involucra plenamente".
"De ahí que la celebración Eucarística está llena de signos, de acciones y si se suprime todo eso y se vive en forma pasiva tras una pantalla, evidentemente no se está participando de la celebración", aseguró.
De otro lado, Valenzuela aseguró que la "situación sanitaria y económicas de las familias", la "situación humana de los catequistas, su salud mental" es, por ahora, el desafío más importante porque "en vez de salir fortalecidos, podríamos salir debilitados".
"Merece toda nuestra atención la persona del catequista, para que no comience un estado de letargo, no pierda su vínculo con los catequizandos, con la fe, con la dimensión celebrativa, espiritual, vocacional, formativa".
En ese sentido, lo que fortalecerá al catequista es "acompañar al hermano en su proceso de vida, que es lo propio de la catequesis".
"Mantener el vínculo con alguien es un acto que también se rige y es connatural a la ley fundamental del amor, es amar y cuidar del otro. Esa ley fundamental se aplica particularmente cuando uno educa en la fe", sostuvo.
"Un catequista quiere acompañar, educar y catequizar para que los catequizando se abran al misterio del Amor, que aprenda amar como Jesús lo hizo. En estos momentos, eso se traduce en estar presente para el otro, es tiempo de menos palabras y más presencia", aseguró Valenzuela.
De esa forma, el catequista logrará "caminar con el otro en sus dimensiones existenciales y en ese camino descubrir al Señor" a través de la "buena noticia del Evangelio".
"Esta situación de la pandemia nos ha abierto para descubrir que hay otras formas complementarias de hacer catequesis; para acercarnos a la gente; para adecuar materiales catequísticos y sellos itinerarios que tengan esa dimensión: elementos presenciales a distancia, escritos y digitales", describió Valenzuela.
En definitiva, que la "catequesis siga siendo todo el esfuerzo de la Iglesia para educar la fe de los cristianos", agregó.
Por eso, "esperamos que en la catequesis del reencuentro, nuestros catequistas lleguen fortalecidos, vinculados a Dios, vinculados profundamente a la persona y misión de Jesucristo, y a su comunidad", concluyó el director de la Comisión Nacional de Catequesis de la CECh.