En Libia, país norteafricano que se encuentra sumido en una violenta guerra civil, grupos criminales organizan cacerías contra refugiados procedentes de los países del centro y sur de África que tratan de llegar a los países europeos.
Así lo ha denunciado el sacerdote eritreo Fr. Mussie Zerai por medio de un comunicado difundido por la Agencia Habeshia, que él dirige.
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"Se puede decir que hay una especie de caza al refugiado por parte de grupos criminales que salen a hacer redadas", denunció.
Desde el derrocamiento del dictador Muamar el Gadafi en el año 2011, Libia padece una guerra civil entre diferentes grupos étnicos, políticos y religiosos en el que organizaciones terroristas vinculadas a Al Qaeda y Estado Islámico tratan de hacerse con el control.
La desintegración del estado libio tras la caída de Gadafi permitió que un gran número de armas terminara en estos grupos, lo que ha hecho más difícil el control de la violencia.
En este momento, el conflicto se centra en la lucha entre el gobierno de Trípoli y los militares leales al líder rebelde Jalifa Hifter. La desestabilidad creada por los combates ha permitido que grandes áreas del país queden bajo control de milicias que han impuesto su propia ley bajo los territorios que controlan.
En el comunicado de Fr. Zerai se denuncia que la situación humanitaria se ha agravado por culpa de la pandemia de coronavirus.
"Desde hace días estamos recibiendo llamados y gritos de dolor desde varias zonas de Libia por parte de refugiados que se encuentran atrapados en zonas de conflicto, donde milicias obligan a hombres y niños a tomar las armas. A los refugiados que se niegan, se les agrede e incluso ha habido asesinatos".
En concreto, "la situación es devastadora en Trípoli, donde cientos de refugiados han sido totalmente abandonados a su suerte, expulsados de sus casas en plena pandemia porque no tienen dinero para pagar el alquiler, nos dicen que no comen desde hace días, se arriesgan a morir de hambre incluso antes que por contagiarse de COVID 10".
Además, señaló que la situación en los campos de confinamiento de Zawiya, Kumuz y Mekazin hay cerca de cinco mil refugiados eritreos, etíopes y sudaneses que desde hace meses piden ayuda para ser evacuados fuera de territorio libio.
Contó algunos testimonios, como el de un niño sudanés "asustado y hambriento que estaba solo en el mundo, sin nadie, que no comía desde hacía días en Trípoli, aterrorizado por dejar su refugio hecho con cartones y salir a la calle",
Otro testimonio es el de una familia con cinco niños, el mayor de nueve años, el más pequeño de uno. "Desde el año 2017 esperan para encontrar un país que les ofrezca asilo. Ahora están agobiados por cómo sobrevivirán a la pandemia, al conflicto, a los ataques, al hambre".
Aseguró que "ante todo lo que está sucediendo en Libia nadie puede mirar a otra parte, nadie puede decir que no se sabía. Cada migrante o refugiado muerto hoy en Libia caerá sobre nuestras conciencias".
"Italia, Francia, Alemania están haciendo un esfuerzo por organizar un corredor humanitario para evacuar a estas personas que están atrapadas", señaló.
Al mismo tiempo, "hacemos un llamado a los gobiernos europeos y a las autoridades libias para que encuentren una solución urgente para evacuar a todas estas personas a los países fronterizos, creando un campo de refugiados provisional para luego organizar un programa de inserción de aquellos que necesitan protección internacional y trasladarlos legalmente a países con capacidad de acogerlos, protegerlos e integrarlos en su contexto social, cultural y económico".