En su carta semanal, Mons. Agustín García-Gasco, Arzobispo de Valencia, exhortó a incentivar nuevas estrategias educativas a favor de la paz y señaló que “la gloria de los pueblos no son sus personajes violentos sino sus auténticos artífices de la paz”.
En el documento, Mons. García-Gasco explicó que “la paz es el estado natural de las personas y los pueblos”; pero reconoció que “hay más de un centenar de guerras declaradas en el mundo actual y son numerosas las situaciones de violencia e injusticia que se sufren en el planeta”.
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El Arzobispo sostuvo que “si observamos la historia descubriremos que los pueblos siempre han estado preparados para afrontar las guerras: han ideado armas, máquinas y estrategias para vencer en las batallas”.
Ante ello, el Prelado se preguntó “¿Es posible también crear estrategias para la paz?” y respondió recordando como la Iglesia ha propuesto “una serie de actitudes y estrategias para que no se turbe la paz de los pueblos” y resaltó que el Papa Juan Pablo II “propuso una serie de estrategias educativas para la paz con el fin de superar la sospecha de que la paz no sea posible”.
Entre las propuestas Mons. García-Gasco citó en primer lugar “repasar la historia de los pueblos y de la humanidad, desde la perspectiva de que no es la guerra la que hace avanzar a la humanidad, sino la vida y el progreso”.
La educación para la paz “ha de ayudar al ser humano a leer la historia no desde el dominio de la guerra, sino desde las victorias silenciosas de los pacíficos”. Por el contrario, –advirtió– “donde falta la verdadera aspiración a la paz o se exalta la violencia, impera la lógica de la destrucción que ha llevado a regresiones económicas y culturales duraderas y a la muerte de civilizaciones enteras”.
Otra propuesta –continuó– es “valorar con gran estima las grandes tareas pacificadoras de hoy”. En este sentido, el Arzobispo alentó a apoyar a aquellos que intentan “erradicación de la miseria que abruma a millones de hombres”, y aquellas iniciativas que “contribuyen a la consolidación de instituciones susceptibles de expresar y agrandar la unidad de la familia humana a nivel regional y mundial”.
Asimismo, el Prelado propuso “no dejarse seducir por el impacto de las noticias sobre la violencia, ni por los engaños sobre progresos rápidos conseguidos por la violencia, convencidos de que tales beneficios llevarían los gérmenes envenenados de nuevos conflictos”.
crea lazos de paz entre las personas y los pueblos