El presidente de Fatima Family Apostolate International, John Preiss, indicó que la Virgen de Fátima dirige a los fieles hacia el rezo correcto del Rosario y pide que la acompañen a meditar junto a ella los misterios que engloba esta oración.
En una columna en National Catholic Register, Preiss indicó que la Virgen María no se nombró como "Nuestra Señora de Fátima" cuando apareció cerca de este pueblo de Portugal, sino que ella se puso el nombre de "La Dama del Rosario".
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En cada una de sus seis apariciones, la Virgen pidió a los niños que recen el Rosario diariamente y les enseñó cómo hacerlo correctamente, como es el caso de Jacinta, a la que mostró cómo meditar los misterios.
Preiss señaló que la razón detrás del insistente pedido de la Virgen en su advocación de Fátima sobre el rezo correcto del Santo Rosario fue para entender los efectos que "tendrá en nuestra fe y amor por Dios y su Iglesia, así como la paz para el mundo y la Iglesia universal".
Para rezarlo correctamente, Preiss indicó que es necesario centrarse en el cuerpo y el alma del Rosario.
"El alma del Rosario consiste en la meditación sobre los misterios. El cuerpo del Rosario consiste en las oraciones vocales: el Padre Nuestro, Avemarías, Gloria, etc.", comentó.
Preiss agregó que en la exhortación apostólica Marialis Cultus, el Papa Pablo VI indicó que rezar "las oraciones del Rosario sin meditar sobre los misterios era 'como un cuerpo sin un alma'".
"Cuando uno ha rezado los misterios gloriosos, gozosos y dolorosos, uno ha meditado en todos los misterios principales de la fe cristiana", a los cuales se agregarían los Misterios Luminosos a partir de 2002, gracias a San Juan Pablo II, comentó.
Preiss señaló que en el rezo de los 20 misterios se involucra la oración vocal y mental, donde se medita el paso del año litúrgico.
En los Misterios Gozosos se contempla la Encarnación y la infancia de Jesús, en los Misterios Dolorosos se medita sobre la pasión y muerte de Jesús, que se perpetúa en la celebración de la Santa Misa.
"En los Misterios Gloriosos meditamos en la resurrección y ascensión de Jesús, que está vivo y presente sustancialmente en la Eucaristía", indicó Preiss. "Los Misterios Luminosos nos ayudan a centrarnos en la vida temprana de Cristo" y en la asunción y coronación de la Virgen María, agregó.
A través de esta poderosa oración, que era la favorita de San Juan Pablo II, la Virgen nos pide que la acompañemos a meditar sobre los misterios de la vida de Cristo, e "identificarnos con la fe que María tenía".
"Nuestra Señora ha pedido a los fieles 'que me acompañen durante un cuarto de hora mientras meditan en los misterios del Rosario, con la intención de hacer una reparación'", indicó Preiss.
"Nuestra Madre quiere que le hagamos compañía, especialmente mientras rezamos el Rosario. Que podamos responder con amor a su solicitud maternal, hoy y siempre", concluyó.