Cuatro expertos en Estados Unidos explicaron lo que la ética empresarial católica tiene para ofrecer y aportar ante la pandemia del coronavirus, especialmente ante el desempleo y la necesidad de reactivar la economía.
Para Karel Sovak, profesor asociado de la Escuela de Negocios Gary Tharaldson, de la University of Mary, destacó que dos importantes aportes de la ética católica para recuperar la economía son la conciencia de uno mismo y la empatía.
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"Un negocio necesita ayudar a que la comunidad sepa quién es en realidad, algo que se puede haber perdido en este tiempo de cuarentena. Los negocios necesitan ayudar a las comunidades a concentrarse en lo que las hace viables, que son las personas", dijo Sovak a CNA, agencia en inglés del Grupo ACI.
Más de 81 mil muertes se atribuyen al COVID19 en Estados Unidos, donde los casos superan los 1.37 millones. Los esfuerzos para hacer frente a la enfermedad en el país generaron el cierre de negocios, con excepción de aquellos considerados esenciales. En el proceso millones de personas han quedado desempleadas.
"Los negocios pueden asegurar a las familias, asociaciones sin fines de lucro e iglesias que están allí para ellos. Solidaridad es la palabra que viene a la mente al determinar cómo establecer la confianza", continuó y agregó que la naturaleza del ser humano hace que las personas necesiten unirse nuevamente "para usar los dones de Dios y responder a las necesidades delos demás".
Laura Munoz, profesora de marketing de la Escuela de Negocios Yasmin Gupta de la University of Dallas, dijo a CNA que en esa institución se resalta la importancia de una educación basada en las virtudes para responder a la crisis actual, y puso como ejemplo lo hecho por una alumna que en redes sociales ayudó a financiar un orfanato en Argentina.
Munoz resaltó la importancia de que las personas a cargo de los negocios "sean conscientes de las necesidades del ambiente y de tener amor y caridad por los otros". "Los negocios que reconozcan que servir a la comunidad es un asunto de dar y recibir, no solo recibir, probablemente recibirán más apoyo de su comunidad", aseguró.
Sovak dijo además que si bien "ninguna educación podría haber preparado a las personas a la disrupción a larga escala causada por esta pandemia", ciertamente es esencial que los alumnos aprenden las virtudes de la prudencia, el coraje, la justicia y la templanza para hacer frente a los problemas económicos.
Una educación así ayuda a los alumnos a "comprender que la vida no se trata solo de ellos sino de servir a los otros que son necesitados, que es algo que estamos llamados a hacer".
"La vida está llena de disrupciones, simplemente porque no podemos predecir el futuro", dijo a CNA, Jay Wesley Richards, profesor asistente de investigación en la Escuela de Negocios de la University of America.
"Creo que las habilidades más importantes para los negocios son simplemente virtudes. Una es valor, que significa que uno actuará incluso si es posible el fracaso. La otra es resiliencia o antifragilidad, que significa que uno aprende de la disrupción y el fracaso", continuó.
"La pandemia, y más precisamente, la cuarentena en respuesta, es una disrupción masiva e histórica. Pero la disrupción en sí misma es parte de la vida", precisó Richards.
Michael Welker, profesor de economía de la Franciscan University of Steubenville, reflexionó por su parte sobre la necesidad de la creatividad ante la actual pandemia de coronavirus.
"Un evento de este tipo en nuestras vidas es uno sin precedentes, complejo y tan difundido que se necesita valor, apertura al fracaso, repetición de ideas y experimentos, y se necesita decisiones administrativas para enmarcar las culturas empresariales generadas por esta forma poderosa en que los seres humanos reflejan la imagen del Creador", dijo Welker.
El experto indicó que "el reinicio de la economía" se refiere a la concentración de "un aspecto crítico de la vida humana: un compromiso providente y sabio con el mundo en muchas dimensiones".
Estas dimensiones, prosiguió, incluyen el trabajo, el ocio, la comunidad, el culto y la recreación. Además, esta perspectiva debe reconocer "la gran dignidad del trabajo" con un sentido que tenga claro "las cosas esenciales que van más allá de solo 'ganarse la vida'".
"Esta disrupción ha hecho daño a la gente en varias dimensiones. Creo que las autoridades están intentando caminar por la delgada línea que está entre el riesgo serio y claro; y la necesidad de que la gente vuelva a la vida 'normal', además de las lógicas preocupaciones por la seguridad y la salud".
De otro lado, Richards comentó que "las mismas reglas generales con las personas se aplican para los negocios: tratar a la gente con respeto y dignidad, y eso incluye a empleados y clientes".
"Es un grave error presentar el debate actual como si este estuviera entre la economía por un lado y las vidas por otro. Debemos cuidar de la economía precisamente porque nos hacemos cargos de las vidas humanas y su bienestar. Son familias reales, empresas reales, empleadores y empleados. Son vidas reales", concluyó.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA