Los obispos de Estados Unidos respondieron a algunas críticas recibidas y explicaron que la llamada que hicieron recientemente con otros líderes católicos al presidente Donald Trump no es parte de la campaña de reelección del mandatario.
El 5 de mayo un vocero de los obispos dijo a CNA -agencia en inglés del Grupo ACI-, que cuando se notificó a los líderes católicos sobre una llamada con el presidente en abril, el objetivo de la misma era promover la defensa de la educación católica y no había conexión alguna con la campaña de reelección de Trump.
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El 24 de abril la Casa Blanca invitó a "líderes católicos y educadores" a participar de una llamada el día 25 con el presidente Trump, en la que se hablaría sobre las necesidades de las escuelas católicas durante la actual pandemia del coronavirus. Más de 600 personas participaron, incluyendo el presidente del Episcopado estadounidense, Mons. José Gomez; y el Arzobispo de Nueva York, Cardenal Timothy Dolan.
En la llamada, los obispos y los directores de las escuelas destacaron el trabajo de los colegios católicos, así como sus necesidades, especialmente las referidas al financiamiento.
Rápidamente la llamada se convirtió en un asunto que generó controversia.
El 26 de abril, el sitio web Crux informó que Trump se había declarado a sí mismo como el "mejor (presidente) en la historia de la Iglesia Católica", y que cuando el mandatario dijo que el Cardenal Dolan es "un gran caballero" y "un gran amigo mío", el Purpurado respondió que "esos sentimientos son mutuos".
Los críticos del evento indicaron que los obispos no expresaron sus puntos de desacuerdo con el presidente, que sí ha sido ampliamente criticado por el Episcopado estadounidense en diversas ocasiones sobre asuntos migratorias y de asistencia social.
También se dice que Trump habría alentado su campaña de reelección durante la llamada, advirtiendo que las condiciones podrían empeorar para los católicos y las escuelas católicas con una administración demócrata, y habría destacado también su postura ante el aborto.
Un día antes de la llamada, Lauren McCormack, jefa de relaciones con el gobierno para la USCCB, notificó por correo electrónico a algunos líderes católicos que efectivamente la llamada se haría y les reenvió una invitación para que se registraran.
El 5 de mayo, Crux señaló que McCormack había advertido a los líderes que "sus direcciones de correo electrónico usadas para registrarse en la llamada serían tomadas por la Casa Blanca y usadas para otras comunicaciones en el futuro, posiblemente incluyendo la campaña".
Al respecto, el bloguero Michael Sean Winters del National Catholic Reporter dijo que el correo de McCormack era "evidencia de que la llamada era en parte también un evento de la campaña".
Winters dijo que era posible que la llamada hubiera ayudado a la Casa Blanca en actividad electoral ilegal o no ética, si es que se hubiera sabido que Trump estaba planeando hacerlo desde la Casa Blanca, o que la Casa Blanca estuviese planeando compartir con personal de la campaña los correos obtenidos para la llamada.
Chieko Noguchi, vocera del Episcopado, dijo a CNA el 5 de mayo que la llamada no sirvió para alentar la campaña de Trump y tampoco se le dijo que las direcciones de correo iban a ser compartidas con el personal que trabaja en ella. Noguchi precisó que lo dicho por McCormack era especulación.
"Los obispos recibieron una advertencia de que tenían que dar un correo electrónico para registrarse para la llamada y que podrían recibir correos no deseados de parte de la Casa Blanca, y posiblemente de la campaña. Esta advertencia se basaba en una especulación, no en una comunicación con la Casa Blanca", explicó Noguchi.
Uno de los consejeros generales del Episcopado, Anthony Picarello, también especuló en un correo enviado a los directores católicos sobre la misma posibilidad y que debería estar atentos ante cualquier "mal uso" de las direcciones de correo electrónico.
En sus correos, obtenidos por CNA, ni Picarello ni McCormack alentaron a los líderes a participar de la llamada. Noguchi también dijo a CNA que la participación en la misma no era una cuestión política.
"El propósito de la participación de la USCCB (conferencia episcopal de EEUU) el 25 de abril era defender directamente, ante los más altos funcionarios del gobierno, las escuelas católicas que padecen una crisis sin precedentes a causa del COVID19", dijo Noguchi.
"La USCCB no apoya ni se opone a ningún candidato al cargo", agregó la vocera.
El presidente Donald Trump es conocido por mezclar asuntos oficiales con su campaña de reelección, como cuando en las ruedas de prensa sobre el coronavirus se refiere a su posible rival demócrata, Joe Biden.
Elias Moo, superintendente escolar de la Arquidiócesis de Denver, comentó a CNA que él le habló a Trump "sobre la larga historia de la educación católica en nuestro país, y cómo nuestra nación necesita escuelas que proporcionen una experiencia educativa que forme integralmente al niño, valore la primacía de los padres y el alma de la persona humana".
Algunos participantes en la llamada aseguran que el presidente dijo que encontraría formas para ayudar a las escuelas católicas durante la pandemia y apoyaría los esfuerzos del Congreso para financiar la asistencia educativa.
Entre las críticas recibidas por los obispos tras la llamada con Trump, más de 1.500 personas han firmado una carta dirigida al Cardenal Dolan en la que se afirma que el Purpurado se "alineó" con el presidente, y en la que se considera que dio la impresión de haberse adherido a la campaña del mandatario.
Entre los firmantes de la carta en línea hay intelectuales católicos, sacerdotes, religiosos, laicos y representantes de la Asociación de Sacerdotisas Católicas Romanas y la Iglesia Católica Nacional Americana, un grupo fundado por "líderes cismáticos que niegan la unidad de la Iglesia Católica Romana, su liderazgo y normas", según lo indica el Obispo de Trenton, Mons. David O'Connell.
El Cardenal Dolan ha respondido señalando que está comprometido con trabajar con los líderes cívicos de todas las partes por el bien de la Iglesia.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA