La Guardia Suiza en el Vaticano conmemoró este miércoles 6 de mayo el aniversario del saqueo de Roma en 1527, en el que 147 guardias ofrecieron su vida en defensa del Papa Clemente VII.
La conmemoración se inició con la Misa que presidió el asesor de la Secretaría de Estado, Mons. Luigi Roberto Cona, en la iglesia de Santa María de la Piedad en el Camposanto Teutónico en el Vaticano, con la presencia de una veintena de guardias suizos, separados a una distancia prudencial de acuerdo a las medidas sanitarias ante la pandemia del coronavirus.
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"Celebramos un aniversario muy querido para la Guardia (…). Pensemos en el sacrificio de esos guardias suizos que permitieron el paso del Papa Clemente VII al castillo Sant'Angelo y así salvar su vida. El Santo Padre pudo salvarse porque hubo jóvenes que no tuvieron problemas en donarse a sí mismos para salvar al Papa", dijo Mons. Cona durante su homilía.
El asesor de la Secretaría de Estado explicó que "nos encontramos en un lugar donde estuvo el circo de Nerón donde fueron martirizados los primeros cristianos, entre ellos el apóstol San Pedro, que fue martirizado en el espacio que está afuera de esta iglesia".
"Las descripciones que hablan de los martirios en este lugar son realmente cruentas, como la de los cristianos cuyos cuerpos fueron transformados en antorchas humanas que sirvieron para alumbrar las noches romanas y para celebrar la grandeza de un emperador que dentro de poco vería su ruina. Ellos fueron semilla de una nueva vida".
Mons. Cona indicó luego "nosotros los cristianos no podemos leer el sacrificio en sentido negativo aunque estemos habituados a pensarlo así. Tampoco podemos verlo simplemente como una privación o la renuncia de algo por otra cosa".
El sacrificio al que están llamados los cristianos, prosiguió, es mayor aún al que los padres hacen por el bien de sus hijos.
"Puedo renunciar o sacrificarme por un ideal como la seguridad de la patria, pero nosotros los cristianos estamos llamados a renunciar a nosotros mismos no por un ideal, sino por imitación, porque antes de nosotros, antes de los guardias que se ofrecieron, antes de Pedro y los primeros cristianos que vertieron su sangre, hubo uno que renunció a sí mismo por amor. Y este no es un personaje de una fábula inventada. Esta persona la conocemos bien y se llama Jesús de Nazaret, nuestro Señor. Él es el modelo que debemos seguir e imitar", subrayó Mons. Cona.
"Aquí podemos encontrar a este Cristo que amamos y espero que lo puedan encontrar con los monseñores en el palacio apostólico, a través de la Palabra de Dios, y a través de la paternidad de sus superiores", continuó.
"Este Cristo que se encuentra no solo en los éxtasis místicos sino en los eventos cotidianos de nuestra existencia, como nos dice el Evangelio de hoy. Quien cree en mí cree en el Padre que me ha enviado", dijo el Asesor de la Secretaría de Estado.
Al concluir la Misa todos los presentes rezaron la oración de la Guardia Suiza en italiano, con la que renovaron el compromiso de defender al Papa y a la Iglesia, y cantaron el Regina Coeli, la oración mariana del tiempo de Pascua.
La ofrenda de la corona, en la que suelen participar invitados de honor y familiares de los guardias suizos, se realizó solo con Mons. Cona, otros tres sacerdotes y algunos guardias.
Durante la ceremonia se recordó a los guardias caídos en 1527 y también a los sacerdotes, médicos y enfermeras que han fallecido sirviendo a los afectados por la actual pandemia del coronavirus.
Asimismo se condecoró a algunos guardias, quienes no recibieron las medallas en físico sino que se les presentó a unos dos metros de distancia para ser entregadas después, siguiendo las normas sanitarias con el fin de evitar posibles contagios.
El tradicional juramento de los nuevos guardias suizos que debía celebrarse hoy no se realizó este año debido a la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus y se ha postergado para el próximo 4 de octubre.
El Saqueo de Roma de 1527
Esta ceremonia conmemora el sacrificio de 147 de los 189 guardias suizos que custodiaban al Papa Clemente VII y que cayeron en combate durante el episodio histórico del Saqueo de Roma en 1527, por parte de las tropas del emperador Carlos V.
A pesar de ser un monarca católico, titular de la corona imperial del Sacro Imperio Romano Germánico y de la corona de los reinos españoles, el emperador Carlos V entró en guerra con los Estados Pontificios por la alianza del Papa con el rey de Francia, que amenazaba la soberanía de Carlos V en sus reinos italianos.
Gracias a los guardias suizos, el Papa Clemente VII pudo salir del Vaticano, a través del Passetto di Borgo para llegar al Castillo Sant'Angelo.
En memoria de ese día, los guardias juran todos los años defender al Santo Padre hasta dar su propia vida.
Este ejército, conformado por unos de 100 soldados, tiene la responsabilidad de velar por la seguridad del Papa, acompañarlo en sus viajes y proteger al Colegio Cardenalicio cuando la Sede Apostólica está vacante.
También controlan las entradas en el Vaticano y están encargados de algunos servicios de honor en audiencias, recepciones y misas.
El actual comandante de la Guardia Suiza es Christopf Graf.
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