Mientras México se acerca al punto más crítico de la pandemia de coronavirus COVID-19, de acuerdo a las estimaciones del Gobierno, un experto analiza lo que le podría esperar al país después de la crisis, tanto en el plano social como en lo religioso.
José Guillermo Velasco Arzac, ex secretario general de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) y expresidente de México Unido contra la Delincuencia, indicó que la situación en México tras la pandemia de coronavirus "va a ser más difícil, las consecuencias económicas van a ser muy fuertes: retroceso, desempleo".
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En diálogo con ACI Prensa, Velasco Arzac señaló que en el país "había una polarización creada por los propios políticos, entre el neoliberalismo y el populismo", y destacó que "ahorita está emergiendo una alternativa solidaria, y desde luego una solidaridad que se puede inspirar profundamente en los valores cristianos".
"Los católicos tenemos que transformar al país y, desde luego, en solidaridad con todos", señaló.
Desde la perspectiva de la fe, añadió, hay "un horizonte de esperanza", pues "la Iglesia nos ha enseñado que la esperanza no es solamente de la vida eterna, sino una virtud que le da sentido al presente".
"La esperanza aterriza en cómo va a ser mi familia, cómo quiero que sea mi país. Le da sentido a la participación social, a la participación económica y política. Con esperanza, sin pesimismo, y decir: México sí puede ser mejor a partir de esta crisis", indicó.
Para Velasco Arzac, uno de los puntos más significativos de la respuesta a la crisis causada por el coronavirus, es que ha surgido en la sociedad mexicana "un compromiso y una convicción de solidaridad".
Algunas de estas iniciativas, señaló, fueron "promovidas por escuelas, otras promovidas por la Iglesia en un plan institucional. Pero también de particulares, que llevan despensas a barrios pobres".
Además, destacó, "la humanidad está tomando conciencia de humanidad. Eso también es algo novedoso. Antes había el lenguaje de la globalidad, pero no la conciencia de que lo que está en juego es la propia humanidad".
A partir de esta crisis, aseguró, "se va a globalizar no el dinero sino la solidaridad, que era lo que más falta nos hacía", pues "las consecuencias económicas, los conflictos sociales a partir de la falta de empleo, de hambre, de desesperación, nos afectan a todos".
Desde la luz de la fe, continuó, "es muy importante la convicción que se está generalizando de que solo Dios nos puede ayudar a afrontar las consecuencias de esta crisis".
Se está produciendo, destacó, "un reconocimiento a los valores espirituales y religiosos de los pueblos", que "están tomando un lugar en nuestra vida práctica".
En medio de las restricciones al culto público para prevenir contagios, subrayó, "muchísimas familias por primera vez están tomando en serio el ser Iglesia doméstica", y recordó que esto forma parte de las enseñanzas de San Juan Pablo II.
Para Velasco Arzac, "los problemas que tenemos de crimen, de violencia, de egoísmo, etc. En última instancia son consecuencias de haber ido sacando poco a poco a Dios de la vida pública".
Con esta crisis, destacó, "resulta que las normas jurídicas, los modelos económicos, todo debe tener alguna relación con Dios, y por eso el impacto cultural es muy importante y se está planteando en muchos lados cómo debe ser el orden social, económico, político, la civilización, poniendo a Dios en el centro y no en el rincón".