Este martes 5 de mayo la Santa Sede publicó el video de las intenciones del Papa Francisco para el mes de mayo, en el que pide a los fieles rezar "para que los diáconos, fieles al servicio de la palabra y de los pobres, sean un signo vivificante para toda la Iglesia".
En el video, el Pontífice explicó que "los diáconos no son sacerdotes de segunda categoría. Forman parte del clero y viven su vocación en familia y con la familia".
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Los diáconos, continuó el Santo Padre, "están dedicados al servicio de los pobres que llevan en sí mismos el rostro de Cristo sufriente. Son los guardianes del servicio en la Iglesia".
Los diáconos en la Iglesia Católica
Los diáconos en la Iglesia Católica pueden ser de dos tipos. Están los que servirán como diáconos de manera temporal, al ser su diaconado un paso previo para la ordenación sacerdotal que suele demorar un año; y están también los que serán ordenados diáconos permanentes.
Según el Código de Derecho Canónico que rige la vida de la Iglesia Católica, pueden ser diáconos permanentes los hombres bautizados que han recibido la preparación respectiva.
Si el candidato al diaconado permanente es soltero, deberá permanecer soltero y no podrá casarse. Si es casado, también deberá permanecer casado. En este caso la esposa debe estar de acuerdo y apoyar la decisión de prepararse y ordenarse como diácono.
Si el diácono permanente enviuda no se puede volver a casar, a menos que cuente con una dispensa explícita de la Santa Sede, ya que al ser ordenado diácono se convierte en parte del clero y no puede casarse de acuerdo a lo establecido en el canon 1087 del Código de Derecho Canónico.
Los deberes de los diáconos permanentes están establecidos en la constitución Lumen Gentium del Concilio Vaticano II y en los cánones 757, 835, 910 y 943 del Código de Derecho Canónico.
El numeral 29 de la Lumen Gentium establece que "es oficio propio del diácono, según le fuere asignado por la autoridad competente, administrar solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia, llevar el viático (Comunión) a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y oración de los fieles, administrar los sacramentales, presidir el rito de los funerales y sepultura".
Uno de los principales sacramentales que administra el diácono es el agua bendita, con la cual puede bendecir casas, imágenes, objetos, entre otros.