Al comentar el Cántico de la primera carta de San Pedro, el Papa Juan Pablo II recordó que Cristo es “el modelo que hay que contemplar e imitar, el ‘programa’ que hay que realizar, el ejemplo que hay que seguir sin duda, imitándolo en sus decisiones”.
Durante la audiencia general de esta mañana, celebrada en el Aula Pablo VI, el Santo Padre retomó las catequesis sobre la liturgia de las Vísperas y señaló que cántico se centra “en la Pasión redentora de Cristo, anunciada ya en el momento del Bautismo en el Jordán”.
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El Señor Jesús, dijo, “se revela desde el inicio de la actividad pública como el ‘Hijo predilecto’ en el que se ha complacido el Padre y el verdadero ‘Siervo de Yavé’ que libera al hombre del pecado por medio de la Pasión y muerte en la Cruz”.
“El himno petrino describe una síntesis admirable de la Pasión de Cristo, siguiendo las palabras y las imágenes de Isaías sobre la figura del Siervo doliente, meditadas en clave mesiánica por la antigua tradición cristiana”, agregó el Pontífice.
“El silencio paciente del Señor -continuó- no es sólo un acto de valentía y de generosidad. También es un gesto de confianza con el Padre. Tiene una confianza total y perfecta en la justicia divina que guía la historia hacia el triunfo del inocente”.
El Papa afirmó que “en el culmen de la narración de la Pasión se pone de relieve el valor salvífico del acto supremo de la donación de Cristo: ‘Subiendo al madero, él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia’”.
“A través de este camino también nosotros, liberados del hombre viejo, con su mal y sus miserias, podemos vivir para la justicia, es decir, en santidad", concluyó el Papa.