En un comunicado publicado en la noche del 28 de abril, la Arquidiócesis de Guayaquil (Ecuador) informó que, en coordinación con las autoridades locales, están elaborando protocolos para la reapertura de templos para cuando las circunstancias lo permitan.
"Como pastores, junto con las autoridades competentes, estamos elaborando los protocolos para la reapertura de los templos que se realizará cuando las circunstancias lo permitan, sin olvidar que la Iglesia la formamos todos los bautizados", señaló la Arquidiócesis en un comunicado.
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Guayaquil está ubicada en Guayas, la provincia más golpeada por la pandemia en el país. Según el último informe del Ministerio de Salud Pública, Guayas tiene 10.200 casos confirmados de COVID-19 –lo que representa el 64.9% del total de casos del país– y 433 fallecidos.
El Gobierno central anunció una transición paulatina del aislamiento al distanciamiento social, a partir del 4 de mayo; sin embargo, el vicealcalde de Guayaquil, Josué Sánchez, cree que su ciudad aún no está lista para retornar a una "nueva normalidad", según informó el diario El Comercio.
La Iglesia en Guayaquil, por su parte, reconoce que su pueblo está viviendo "una crisis sanitaria y económica muy grande", situación que les "exige obrar con inteligencia y responsabilidad".
"La inteligencia nos ayuda a comprender que la vida de todas las personas está por encima de cualquier interés social, político, económico y religioso; y la responsabilidad nos compromete a cumplir, de una manera estricta, la normativa científica de las autoridades sanitarias", recalca el mensaje firmado por el Arzobispo de Guayaquil, Mons. Luis Cabrera Herrera.
"No podemos poner en riesgo la vida de las personas, más aún la de las vulnerables ya sea por su edad o por otro tipo de afecciones", afirma el comunicado.
Finalmente, se precisó que en estos momentos difíciles se necesita de la ciencia y de la fe, porque "la ciencia nos indica el modo concreto para enfrentar al virus en su proceso de contagio y erradicación", mientras que "la fe en Dios nos da la serenidad y la fortaleza para afrontar la adversidad y ser solidarios con los más necesitados".
"Cuidemos la vida de todas las personas y seamos solidarios con nuestros hermanos, cuyos rostros reflejan a Cristo. Que Dios nos bendiga siempre", concluye el mensaje.