El Papa Francisco pidió oraciones por la unidad, fraterna entre las naciones, en particular por la unidad de Europa para que recuerden los sueños de "los padres fundadores de la Unión Europea".
"En este tiempo en el cual es tan necesaria la unidad -entre nosotros, entre las naciones- rezamos hoy por Europa, para que Europa consiga tener esta unidad, esta unidad fraterna, que han soñado los padres fundadores de la Unión Europea"
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Luego, el Papa Francisco en su homilía comentó una parte de la narración bíblica del Evangelio de San Juan al capítulo 3 que describe el diálogo de Jesús con Nicodemo, narración que calificó como un "tratado de Teología" que contiene el kerigma, la catequesis, entre otros temas.
En esta línea, el Santo Padre destacó dos cuestiones: la importancia del Amor de Dios y de la Luz que proviene de Jesús, del Espíritu Santo.
Por ello, el Pontífice recomendó mirar en silencio el crucifijo "que no es un objeto para poner aquí o allá, sino la expresión del Amor de Dios". "Mirar el crucifijo, el Amor de Dios, la sabiduría cristiana", alentó el Papa.
Tras reflexionar en el Amor de Dios y en el crucifijo, el Santo Padre invitó a cuestionarse si el camino que se sigue está en la Luz o en las tinieblas: "¿Soy hijo de Dios o he terminado por ser un pobre murciélago?", advirtió el Papa.
Finalmente, el Papa Francisco alentó a caminar con Amor y que la Luz de Jesús, del Espíritu Santo, permita mirar con la Luz "y no con las tinieblas que da el señor de las tinieblas".
Evangelio comentado por el Papa Francisco:
Juan 3:16-21
16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. 18 El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. 19 Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. 21 Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»