Jesús Eucaristía recorrió calles de andes peruanos para llevar esperanza ante coronavirus

En Perú, la parroquia San Pedro de Andahuaylas, con el apoyo de la Policía Nacional, realizó una procesión de Jesús Eucaristía por las calles de la ciudad andina de Abancay durante el Domingo de la Divina Misericordia, para dar fe y esperanza a los fieles ante la crisis del coronavirus COVID-19.

El segundo Domingo de Pascua, fecha en que se celebra la Divina Misericordia, la parroquia San Pedro de Andahuaylas de la Diócesis de Abancay (Perú), "en coordinación con la Policía Nacional del Perú organizó la procesión de Jesús Sacramentado por las calles de la ciudad", señaló el P. Manuel Leguía Mendoza, delegado de Pastoral Universitaria del Episcopado.

"En todo el recorrido, Jesús estuvo acompañado de sacerdotes, policías, periodistas" y también de los fieles católicos que esperaban desde sus casas asomándose "a las ventanas, balcones, azoteas y puertas" para adorar al Santísimo Sacramento en medio de la cuarentena, dijo el P. Leguía.

El objetivo de la procesión fue "fortalecer la fe de los católicos en la Sagrada Eucaristía" y "transmitir esperanza en medio de tanto dolor y sufrimiento" de las familias afectadas por el COVID-19, dijo el sacerdote, para quien fue emocionante "ver a las personas adorando de rodillas desde las puertas de sus casas a Jesús Sacramentado"; y a la vez, "desgarrador", al "ver lágrimas en los ojos de los católicos, sedientos de Dios".

Esa mañana, particularmente calurosa, los fieles esperaron cerca de tres horas para recibir la bendición de Jesús Eucaristía. Muchos de ellos llevaban "flores y/o cuadros de su devoción en sus brazos o en sus altares improvisados" que armaron para la ocasión; y también, portaban recipientes con agua para que sean bendecidos por Jesús, señaló el P. Leguía.

El sacerdote relató que "en muchas casas se leían mensajes referentes a la Eucaristía como: 'Viva Jesús Eucaristía', 'Yo soy el pan vivo", 'Jesús te amo'", entre otros. Aseguró que "todos los fieles quedaron muy contentos", pues en sus rostros se reflejó "el agradecimiento de la visita de Jesús a sus hogares".