El P. Guillermo Gutiérrez párroco de La Purísima Concepción, en la colonia La Fama al sur de Ciudad de México, está decidido a "que ninguno de mis feligreses pase hambre", por lo que ha emprendido un trabajo solidario para llevar despensas a los más necesitados en medio de la pandemia de coronavirus COVID-19.
El sacerdote mexicano explicó que el trabajo solidario comenzó en Navidad de 2019, poco tiempo después de asumir como párroco de La Asunción de María. En esa ocasión, recordó, "organicé una comida para los pobres", pues vio que en la zona "gran cantidad de gente se encontraba en situación de vulnerabilidad".
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Para Cuaresma de este año lanzó una nueva "campaña de caridad parroquial", que permitió preparar 33 despensas para las personas más pobres de la comunidad.
En Ciudad de México, según cifras del Gobierno, alrededor del 51% vive en condiciones de pobreza.
De acuerdo a la universidad estadounidense especializada en medicina Johns Hopkins, al 17 de abril suman 2.218.332 casos confirmados de coronavirus COVID-19 en el mundo, así como 148.654 muertes.
El 16 de abril, el Gobierno de México informó que en el país se confirmaron 6.297, y se registraron 486 defunciones.
Las autoridades mexicanas han prolongado las medidas de aislamiento para prevenir la propagación del virus hasta el 30 de mayo.
El Fondo Monetario Internacional estimó que la crisis del coronavirus producirá una caída del 7.6% del Producto Interno Bruto (PIB) de México en 2020.
El P. Gutiérrez señaló que la pandemia de COVID-19 afectó a su comunidad no solo en el ámbito de la salud, sino que vio que las medidas de cuarentena implementadas por las autoridades golpearían "muy fuerte a mi comunidad, porque muchísima gente vive al día, algunos son empleados de la construcción, albañiles, que les pagan al jornal o cada semana".
"Por esta razón y con la experiencia de lo que veníamos haciendo empezamos a distribuir despensas a quienes más lo necesitaban, como una manera de salir al encuentro de esas personas", dijo.
Hasta el momento han distribuido 80 despensas y tienen preparadas otras 200, fruto de la generosidad de diversas personas, entre ellos la agrupación El Manto de María y amigos del P. Gutiérrez.
Para el sacerdote mexicano, "es muy importante que la Iglesia salga al encuentro de los necesitados siempre, pero particularmente en esta circunstancia por muchas razones".
Una de las principales, señaló, es "porque la caridad de Cristo nos urge. Para un cristiano, para un sacerdote, es fundamental atender a su comunidad en todo sentido".
"La gente necesita sentir a la Iglesia, que es su Madre, que camina con ella, que somos una comunidad", señaló.
El P. Gutiérrez señaló que "si no hacemos algo daría la impresión de que la Iglesia, o en este caso los clérigos, están escondidos, evitando contagiarse, cuando esto no es así. Gracias a Dios, en otras áreas geográficas, en Italia o España por ejemplo, hemos visto casos de muchos sacerdotes heroicos que han entregado su vida sirviendo a los enfermos, estando cerca de las familias para sostenerlas, e incluso, por esa misma razón, contrayendo la misma enfermedad y muriendo".
"No se trata de que aquí hagamos imprudencias, se trata de ser ejemplares en tomar en cuenta las medidas que se nos han recomendado para evitar los contagios", dijo.
"Pero antes que la salud está el deber pastoral de atender a las personas, en su salud espiritual, fundamentalmente, en todo lo que se refiere a su salvación eterna. Pero también en esas necesidades básicas, que si la sociedad se encuentra rebasada, si este gobierno no es capaz de atender estas necesidades, la Iglesia se siente llamada a desarrollar esta tarea subsidiaria".
El P. Gutiérrez destacó que "no soy el único que está haciendo esto", sino que en otras parroquias mexicanas los sacerdotes han desplegado iniciativas similares.
Sin embargo, desearía que "esta iniciativa pequeña que estoy haciendo en mi parroquia fuera replicada en muchas más, porque es el tiempo en que la Iglesia tiene que estar junto a la gente: los sacerdotes, los católicos comprometidos, los religiosos, las religiosas, sin hacer imprudencias y sin faltar a las normas sanitarias que se nos han dado, no podemos dejar de estar junto a la gente que sufre".