Esta mañana la Arquidiócesis de Guayaquil (Ecuador) anunció el sensible fallecimiento del P. José Marroquín, sacerdote de 76 años que sería el segundo caso de sacerdotes fallecidos por el COVID-19 en la diócesis.
En declaraciones a ACI Prensa, el Arzobispo de Guayaquil, Mons. Luis Cabrera dijo que con el P. Marroquín, a la fecha ya hay dos casos confirmados de sacerdotes fallecidos por el nuevo coronavirus y tres casos de sacerdotes infectados, que están recibiendo tratamiento.
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Actualmente, en Ecuador hay 7,529 casos confirmados de coronavirus, 355 personas fallecidas y 597 recuperados, informó Coronavirus Update; y la provincia de Guayas y su capital Guayaquil son las más golpeadas por la enfermedad del país, al concentrar el 73% del total de casos confirmados, informó la prensa internacional.
"Acaba de fallecer el P. José Marroquín, que entró por una enfermedad al hospital y ahí fue contagiado por este virus", dijo Mons. Cabrera. Actualmente ya son tres sacerdotes infectados, "que están también siguiendo las recomendaciones para que el virus no les afecte a su salud", añadió.
El 28 de marzo falleció "el P. Carlos Quinde, que murió con sospechas de haber sido contagiado por este COVID-19. Sospechas, porque estaba con una fiebre muy alta y murió con un paro cardiorespiratorio, pero lógicamente no pudimos hacerle los exámenes" para poder confirmarlo, dijo Mons. Cabrera.
En ese sentido, indicó que el primer caso comprobado de fallecimiento por contagio de COVID-19 fue el del P. Henry Gallardo, que fue vicario judicial y párroco de Santo Tomás Moro, quien "sí murió bajo los efectos de este virus terrible" el pasado 2 de abril.
El segundo sacerdote fallecido por COVID-19 es el P. José Marroquín Yerovi, rector por 10 años de la iglesia de San Josemaría y capellán del Colegio Delta, quien estuvo internado en la Clínica Alcívar y falleció la mañana de este 13 de abril "habiendo recibido los santos sacramentos y la bendición apostólica", informó el vicario regional de la Prelatura del Opus Dei en Ecuador en un comunicado difundido en su web, dijo el P. Carlos Ayala, rector de la casa donde vivía el P. Marroquín, en declaraciones a ACI Prensa.
"Su enfermedad, para una persona que tiene fe, lógicamente desconcierta, pero da esperanza y fortalece saber que esta muerte física no termina, sino que su alma llegará al premio de la vida eterna, creo que eso es lo mejor", dijo el P. Ayala. Asimismo, pidió a los fieles que lo encomienden en sus oraciones.
Mons. Cabrera también manifestó que se encuentran "preocupados porque hay varias personas colaboradoras directamente con la Arquidiócesis que también están padeciendo" el COVID-19 y "están siguiendo un tratamiento muy particular para superar esta situación" o han fallecido bajo sus efectos , concluyó.