Mons. José Antonio Eguren, Arzobispo Metropolitano de Piura (Perú), aseguró que "a pesar de todo lo que nos aflige y preocupa hay alegría en nuestro corazón" por la resurrección de Cristo, y alentó a que pasemos con Él "del pesimismo a la esperanza".
Al celebrar la Vigilia Pascual el 11 de abril en la Catedral de Piura, refiriéndose a la aflicción que se vive en el Perú y el mundo por la pandemia de coronavirus COVID-19, que ha cobrado 181 muertes en ese país, Mons. Eguren recordó que "Pascua significa 'paso' o 'salto', 'paso' o 'salto' de la muerte a la vida".
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"Por el don de nuestro Bautismo hemos pasado con Cristo de la muerte a la vida, pero hoy en esta Pascua tan especial, pasemos también con Él de la desolación al consuelo, del temor a la confianza, del pesimismo a la esperanza, de la incertidumbre a la certeza de sabernos amados y que el Amor del Señor se mantiene siempre fiel a nosotros. No miremos ambientes sepulcrales, miremos al que Vive", alentó.
El Prelado peruano subrayó que "la Resurrección gloriosa del Señor Jesús es la derrota definitiva del pecado, de la muerte y de toda forma de mal. La Resurrección de Cristo es la irrupción desbordante de la victoria y la alegría".
"Por eso en esta Noche Santa, brota de nuestros corazones y gargantas el canto del ¡Aleluya!, que más que una palabra es un clamor de gozo inefable por el triunfo, por la luminosidad y por la frescura que ha adquirido la vida, porque todo participa de la claridad esperanzadora del amanecer del Resucitado".
"La Resurrección del Señor disipa el miedo y la incertidumbre, porque Cristo Resucitado es la piedra viva en la que debemos siempre edificar nuestra existencia. No tengamos miedo, Jesús nos ama. Ama nuestra vida incluso en estos momentos en que tenemos temor de vivirla", añadió.
Mons. Eguren recordó también que "María Santísima no fue al sepulcro. No tenía necesidad de hacerlo porque en la cima de su espíritu Ella sabe que su Hijo resucitará".
"Por ello querida Madre del Resucitado y nuestra, te pedimos suplicantes que seas hoy y siempre maestra y guía de nuestra fe. Sostennos en los momentos de duda y tentación, de tristeza, vacilación y enfermedad. Obtennos la serenidad interior, aquella que surge de la certeza que Cristo verdaderamente ha resucitado. Que así sea. Amén", expresó.