El Vicario Apostólico de Alepo (Siria), Mons. Georges Abou Khazen, invitó a vivir la Semana Santa con alegría a pesar de las dificultades, especialmente en una ciudad que atraviesa su décimo año de guerra y se ve amenazada por la pandemia del coronavirus.
En declaraciones a Asia News, Mons. Abou Khazen señaló que la situación actual de Aleppo es una mezcla entre miedo por el avance del COVID-19 y el deseo de vivir "el momento más importante del calendario litúrgico cristiano".
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Actualmente, Siria se encuentra en cuarentena. El gobierno ha declarado toque de queda durante las noches para evitar el avance de la enfermedad y ha restringido los servicios disponibles, siendo las farmacias, panaderías, tiendas de alimentos y taxis para el transporte urbano los únicos habilitados para funcionar.
Además, debido a la suspensión del transporte público, las ciudades y regiones están aisladas por la falta de medios de transporte.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Siria registra 19 infectados y dos muertos a causa del virus.
Mons. Abou Khazen indicó que la población estaba viviendo un periodo de tranquilidad después de "la liberación y el fin del bombardeo ciego a los barrios civiles". Pero, por la llegada del virus se encuentran nuevamente en aislamiento.
"En el momento en que parecía que volvíamos a la normalidad, todo se detuvo nuevamente", lamentó.
El Prelado señaló que debido a la alta posibilidad de contagio y el debilitado sistema de salud luego de 10 años de guerra, sería un desastre si el virus llegará a la ciudad.
"El 50% de los hospitales no están funcionando. Un país en estas condiciones no está preparado" para la lucha contra el virus, agregó.
Asimismo, Mons. Abou Khazen lamentó que, debido a la cuarentena, la Semana Santa se deba celebrar sin los fieles, especialmente cuando ellos llenaban las Misas a pesar de atravesar los peores años del conflicto armado en Siria.
El Prelado comparó la situación actual con un "interminable Sábado Santo", donde Dios está en la oscuridad del Santo Sepulcro y "la oscuridad parece haber asumido el control", y señaló que la esperanza es la buena noticia de la resurrección.
Para ayudar a los fieles en su vida espiritual, las Misas se celebran a puerta cerrada y se transmiten por internet, además, las iglesias permiten esporádicamente las confesiones y visitas en grupos pequeños, manteniendo el distanciamiento social.
"Es duro celebrar en una iglesia vacía, cuando estábamos acostumbrados a verla llena, incluso en tiempos de guerra. Nos sentimos como un padre que ha perdido a sus hijos", indicó.
Finalmente, Mons. Abou Khazen pidió dar más valor a la Iglesia doméstica, a las familias que están sedientas de los sacramentos y que este terrible virus ha ayudado a unir.
"El mensaje del Cristo resucitado es una invitación a no perder la esperanza, sino a vivir estos momentos con alegría a pesar de las dificultades", concluyó.