El Papa Francisco reconoció que "en este tiempo de preocupación por la pandemia" del coronavirus, COVID-19, que está afectando al mundo "podríamos pensar que Dios está ausente, que no se interesa por nosotros y por nuestro sufrimiento", por lo que recomendó mirar el Crucifijo y abrir el Evangelio.
Así lo indicó el Santo Padre durante la Audiencia General de este miércoles 8 de abril realizada en la biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano.
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Esta Semana Santa "será para nosotros, digamos así, 'una liturgia doméstica' porque no podemos ir a la Iglesia en estos días. ¡Crucifijo y Evangelio!", animó el Papa.
En su catequesis semanal, el Pontífice dijo que entre las muchas preguntas que nos hacemos ante esta pandemia, pueden existir algunas también sobre Dios, por ejemplo: "¿Qué hace delante a nuestro dolor? ¿Dónde está cuando todo sale mal? ¿Por qué no resuelve los problemas rápidamente?"
El poder de este mundo pasa, el amor permanece
En este sentido, el Papa reconoció que alguna persona podría decir que "preferiría un 'dios' fuerte y poderoso" pero Francisco exclamó: "Pero ¿sabes?, el poder de este mundo pasa, mientras que el amor permanece. Solo el amor protege la vida que tenemos, porque abraza nuestras fragilidades y las transforma".
Asimismo, el Pontíifce explicó que "ante estas preguntas que afligen nuestro corazón" ayuda "la narración de la Pasión de Jesús, que nos acompaña en estos días santos" porque dijo que la Pasión de Cristo "nos habla de un Jesús pacífico, indefenso, no de un Mesías potente y vencedor, como se lo imaginaban sus seguidores que, confundidos y asustados, lo abandonaron, tenían miedo".
¡No tengan miedo!
Por ello, el Pontífice citó las palabras de Jesús en el Evangelio de San Mateo cuando en la mañana de la Pascua dijo: "No tengan miedo" y agregó que "las preguntas inquietantes sobre el mal no desaparecen repentinamente, pero encuentran en el Resucitado la base sólida que nos permite no naufragar".
Asimismo, el Pontífice recordó que en la narración que relata la muerte de Jesús "es el centurión romano, que había sido testigo de sus sufrimientos en la cruz, de su perdón y de su amor infinito, quien declara: 'Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios'" y añadió que "con estas palabras manifiesta que, en esa aparente derrota, Dios está presente verdaderamente".
"A Dios no es posible conocerlo y alcanzarlo con nuestro esfuerzo personal. Es Él quien ha venido a nuestro encuentro y se nos ha revelado en el misterio pascual de Jesús. Contemplando a Jesús en la cruz vemos el rostro de Dios, que se revela como es: Omnipotente, pero en el amor, porque Él es Amor; que no condena, sino que abre sus brazos para abrazar nuestra fragilidad, y la transforma dándonos vida nueva", advirtió.
De este modo, el Papa recordó que en estos días santos en que conmemoramos la Pasión, muerte y Resurrección del Señor "Jesús, con su Cruz ha vencido a la muerte y nos ha dado vida" por lo que invitó a "pedir con fe que convierta nuestro miedo en confianza, nuestra angustia en esperanza y nos haga experimentar la cercanía de su Amor infinito".
"Queridos hermanos y hermanas, Jesús cambió la historia haciéndose cercano a nosotros y la hizo, aunque todavía está marcada por el mal, historia de salvación. La hizo historia de salvación. Ofreciendo su vida en la cruz, Jesús venció también la muerte. Desde el corazón abierto al crucificado, el amor de Dios alcanza a cada uno de nosotros", subrayó el Papa.
Finalmente, el Santo Padre dijo que es posible que cambiemos nuestras historias acercándonos a Él, acogiendo la salvación que nos ofrece por lo que exhortó a "abrir todo el corazón en la oración, esta semana, estos días, con el Crucifijo y el Evangelio. No se olviden, Crucifijo y Evangelio, la liturgia doméstica será esa. Dejemos que fije su mirada en nosotros" para comprender que "no estamos solos, sino que somos amados, porque ¡el Señor no nos abandona y no se olvida de nosotros, nunca!".
"Y con este pensamiento, les deseo una Santa semana y una Santa Pascua", concluyó.