El Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, dijo este viernes que espera que las iglesias cerradas debido a la crisis del coronavirus COVID-19 se reabran "lo antes posible".
En una entrevista publicada el 3 de abril en Vatican News, el Cardenal Parolin también dijo que estaba preocupado por los informes de católicos que morían sin el sacramento de la Unción de Enfermos y expresó su preocupación por el impacto de la enfermedad en los países pobres.
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"La suspensión de la celebración de la liturgia fue necesaria para evitar grandes reuniones. Sin embargo, en casi todas las ciudades, las iglesias permanecen abiertas. Espero que las que se hayan cerrado se vuelvan a abrir lo antes posible. Jesús está presente allí en la Eucaristía; los sacerdotes continúan orando y celebrando la Santa Misa por los fieles que no pueden participar. Es agradable pensar que las puertas de la casa de Dios permanecen abiertas, así como las puertas de nuestras casas permanecen abiertas, a pesar de que se nos recomienda no salir, excepto por razones esenciales", dijo el Purpurado.
Asimismo, reconoció el sufrimiento de los católicos que actualmente están privados de los sacramentos por acatar la cuarentena. "Comparto su dolor, pero también me gustaría recordar la posibilidad de hacer una comunión espiritual, por ejemplo", expresó.
"Además, el Papa Francisco, a través de la Penitenciaría Apostólica, otorgó el regalo de indulgencias especiales a los fieles, no solo a los afectados por COVID-19, sino también a los proveedores de atención médica, los familiares y todos aquellos que los cuidan de varias maneras, incluso a través de la oración", acotó.
El Secretario de Estado pidió "orar con la Palabra de Dios; leer, contemplar, acoger la Palabra que viene", porque "con Su Palabra, Dios ha llenado el vacío que nos asusta en estas horas".
"Dios se comunicó en Jesús, la Palabra completa y definitiva. No debemos simplemente llenar el tiempo, sino llenarnos con la Palabra", añadió.
Por otra parte, el Cardenal dijo que le preocupaban las historias de católicos que morían solos sin el consuelo de los sacramentos.
"Esta es una de las consecuencias de la epidemia que, en cierto sentido, me molesta. He leído y escuchado historias dramáticas y conmovedoras. Cuando, desafortunadamente, un sacerdote no puede estar presente junto a la cama de una persona que está muriendo, toda persona bautizada puede orar y brindar consuelo en virtud del sacerdocio común recibido con el Sacramento del Bautismo", afirmó.
"Es hermoso y evangélico pensar que, en este momento difícil, de alguna manera, incluso las manos de médicos, enfermeras, proveedores de atención médica, que cada día consuelan, sanan o acompañan a los enfermos en sus últimos momentos, se convierten en manos y palabras de todos nosotros, de la Iglesia, de la familia que bendice; se dice adiós, se perdona y se consuela. Es la caricia de Dios la que cura y da vida, incluso la vida eterna", continuó.
El Cardenal Parolin dijo que estaba especialmente preocupado por cómo el coronavirus afectaría a los países en desarrollo.
"Desafortunadamente, nos enfrentamos a una pandemia y el virus se está propagando como un incendio forestal. Por un lado, vemos cuántos esfuerzos extraordinarios están haciendo los países desarrollados. Los individuos comunes, las familias y las economías nacionales han hecho muchos sacrificios para abordar eficazmente la crisis de salud y combatir la propagación del virus", comentó.
Por otro lado, confesó que está "aún más preocupado por la situación en los países menos desarrollados", donde los "centros de salud no pueden garantizar la atención necesaria y adecuada para la población".
"La vocación de la Santa Sede es considerar el mundo entero. Busca no olvidar a los que están más lejos, los que más sufren, los que tal vez luchan por llamar la atención de los medios internacionales. Hay una verdadera necesidad de rezar y comprometernos, todos nosotros, para que la solidaridad internacional nunca falle. A pesar de la emergencia, a pesar del miedo, ahora no es el momento de desconectarnos de los demás", recordó.
El Cardenal confirmó que actualmente hay siete casos de coronavirus entre los empleados del Vaticano. Todos habían pasado la fase crítica y ahora estaban mejorando, aseguró.
También contó que el Papa estaba buscando nuevas formas de llegar a las personas que sufren en todo el mundo.
"El Papa Francisco está buscando todas las formas posibles para estar cerca de las personas en todo el mundo. El contacto con la gente siempre ha sido fundamental para él, y tiene la intención de mantenerlo, incluso de una manera nueva y sin precedentes", confesó.
"La transmisión diaria en vivo de la Santa Misa desde Santa Marta es un ejemplo. La oración constante por las víctimas, sus familias, personal de salud, voluntarios, sacerdotes, trabajadores, familias es otra. Todos los colaboradores estamos tratando de ayudarlo a mantener contacto con las Iglesias en todos los países del mundo", añadió.
Finalmente, el Cardenal Parolin explicó que los funcionarios del Vaticano buscaban asegurar que la mayor cantidad de personas posible pudieran seguir las liturgias del Triduo Pascual mientras estaban confinadas en sus hogares.
"Hemos estudiado diferentes opciones a las tradicionales. De hecho, no será posible dar la bienvenida a los peregrinos, como siempre ha sido el caso. En pleno respeto de las regulaciones para evitar infecciones, trataremos de celebrar los grandes Ritos del Triduo Pascual para acompañar a todos aquellos que, desafortunadamente, no podrán ir a la iglesia", concluyó.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.