Los familiares de Oscar Elías Biscet, el médico pro-vida condenado a 25 años de cárcel, lanzaron esta semana un llamado urgente a la comunidad internacional para salvar la vida del disidente cubano, confinado en un calabozo subterráneo desde el mes de noviembre.
“Oscar ha perdido cerca de 40 libras, está extremadamente pálido e inapetente... no reconocí a mi esposo después de cuatro meses sin verlo”, afirmó Elsa Morejón, esposa de Biscet, quien explicó que cuando los carceleros lo trajeron, la luz del día lo trastornaba.
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“No había visto la luz desde el 8 de diciembre; estaba como enceguecido, repetía ‘soy inocente’ y ‘no hay ventanas’”, manifestó Morejón al diario El Nuevo Herald y agregó que “esto va a dar al traste con su salud, porque es un castigo muy violento para la psiquis que también provoca un deterioro físico'.
La esposa de Biscet, enfermera de profesión y activista de la Fundación Lawton de Derechos Humanos, responsabilizó al régimen de Fidel Castro por la seguridad física y psicológica del prisionero, y solicito la intervención de dignatarios de países democráticos, organizaciones de derechos humanos, lideres cívicos y religiosos, así como a personas de buena voluntad para lograr su inmediata liberación.
“Esperamos que la dirección del penal recapacite. Pero si no lo sacan del calabozo, no nos queda otra opción que la protesta pacífica, porque no lo vamos a dejar morir allí”, añadió.
Acompañada por la madre de Biscet, Hilda González, Morejón visitó el 30 de diciembre la Prisión de Kilo 8, en Pinar del Rio, donde se encuentra su esposo. Era la primera ocasión que el médico podía ver a sus familiares desde el pasado 18 de agosto, cuando fue detenido.
Por su parte, los funcionarios del penal argumentaron que Biscet, de 42 años, era “un hombre poco educado” porque durante un recuento de presos rehusó ponerse de pie y grito “¡Abajo la dictadura!”.
“Es justamente su educación y sus creencias filosóficas las que le han impedido convertirse en un monstruo de odio contra sus victimarios”, resaltó Morejón. “Si el gobierno dice que su batalla es de ideas, ¿qué hace entonces mi esposo en una celda bajo tierra por pensar distinto? ¿En qué siglo estamos?”, cuestionó.