El Arzobispo argentino de Resistencia, Monseñor Carmelo Juan Giaquinta, reveló que ora “fervientemente” para que el presidente de la Nación, Néstor Kirchner, “sea el que debe ser”.
En un reciente mensaje, titulado “Sólo el espíritu heroico reconstruye una nación”, el Prelado señaló que también reza para que “nosotros seamos un pueblo sabio que no temamos escuchar palabras sabias que nos inviten a regenerar la moral ciudadana y reconstruir el país”.
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El prelado puso el ejemplo de lo sucedido en Alemania, que resurgió de sus cenizas tras la Segunda Guerra Mundial, y se preguntó cuál es la diferencia con la Argentina. “Unos dirán -señaló- que consiste en la historia. Ellos son un pueblo de miles de años, que sufrió mucho y finalmente aprendió. Algo de eso hay. Porque al cabo de tres guerras con Francia (dos de ellas mundiales), aprendieron que el camino de la victoria era totalmente al revés del que venían recorriendo: no ya la guerra con Francia, sino la paz con ella; no ya apoderarse del hierro y del carbón del otro, sino compartir el propio con ellos”.
También planteó la posibilidad de que una diferencia importante sea que “los alemanes tuvieron hombres que supieron enfrentar al pueblo con la verdad de lo sucedido y de la situación que debían enfrentar, y así suscitaron el espíritu heroico que la nación necesitaba para la reconstrucción. Y que nuestros dirigentes, en cambio, hasta ahora han sido demasiado votodependientes, y por tanto, incapaces de arriesgarse a hablar con verdad al pueblo”.
En tal sentido recordó que “en 1985, el doctor Alfonsín nos convocó a una economía de guerra. Yo me dije: ‘aquí tenemos a nuestro Adenauer (en refernecia al gran líder católico alemán de las post-guerra Konrad Adenauer) que nos va a conducir al resurgimiento’. Pero la frase no sonó feliz. Nos rebelamos todos. No se habló más de economía de guerra, y ésta se incendió en 1989. Después vino el doctor Menem, que habló de cirugía sin anestesia. También me dije: ‘aquí está nuestro Adenauer’. Pero me equivoqué de lejos, pues esa cirugía desangró al país. No digamos nada del doctor De la Rúa”.
“En estos cincuenta años -reflexionó Mons. Giaquinta- la Argentina pareciera haber hecho el proceso inverso al de Alemania. Ellos se levantaron de las ruinas modernas más grandes conocidas en Europa, con esfuerzo, ahorro y humildad, que es signo de inteligencia, asumiendo la corresponsabilidad moral que les cabía en los fenómenos del nazismo y de la guerra mundial”.
“Nosotros, en cambio, nos hemos acostumbrado a despilfarrar y vuelto indolentes; nos sale espontáneamente ser matones, hasta en la política internacional. Y de ningún modo aceptamos corresponsabilidades históricas en las desgracias que nos han ocurrido”, concluyó el Prelado.