La Iglesia en Roma continúa realizando su labor caritativa con los más necesitados, quienes también están expuestos a la pandemia del coronavirus COVID-19. Para ellos, el Cardenal Konrad Krajewski, Limosnero Pontificio, entregó de parte del Papa Francisco 200 litros de leche fresca.
La expansión del coronavirus en Italia ha llevado a las autoridades a aumentar las medidas restrictivas de movimiento en la población, pero que también ha incrementado la situación de dificultad de los más pobres.
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Por ello, el Cardenal Konrad Krajewski, Limosnero Pontificio y colaborador del Papa Francisco para las obras de la caridad, continúa entregando personalmente alimentos de parte del Santo Padre a la gente que vive en la calle, al menos, dos veces por semana.
Además, el Cardenal Krajewski está repartiendo personalmente a diferentes realidades eclesiales en Roma productos alimenticios de primera necesidad, como por ejemplo, leche fresca y yogurt de las villas pontificias de Castel Gandolfo.
La caridad del #PapaFrancisco en tiempos del #coronavirus #COVID19 continúa a través de la Limosnería Apostólica. El Card. Konrad Krajewski donó litros de leche fresca a comunidad religiosa que atiende personas sin techo y a familias refugiadas #StayTuned ? @mercedesdelat pic.twitter.com/t9qZC8BC3k
- Mercedes De la Torre (@mercedesdelat) March 24, 2020
En concreto, el Limosnero Pontificio visitó en la mañana de este 24 de marzo a una comunidad religiosa ubicada cerca de la estación de trenes de Roma Termini para regalar, entre otras cosas, alimentos y detergentes los cuales serán entregados a las personas sin hogar que viven en las calles de la zona y a familias de refugiados que viven en la capital italiana.
Entre los alimentos donados por el Papa, el Purpurado entregó esta mañana 200 litros de leche fresca procedentes de las villas pontificias de Castel Gandolfo.
El Cardenal realizó la entrega personalmente, en forma breve y en un espacio abierto. Llegó solo conduciendo una furgoneta blanca con placas del Estado de la Ciudad del Vaticano (SCV), llevaba guantes, mascarilla, un chaleco amarillo que decía "Limosnería Vaticana - voluntario".
Entre las personas que recibieron los alimentos estaban dos jóvenes laicos voluntarios (un varón y una mujer), un sacerdote y una religiosa misionera, sor María José Rey Merodio, Misionera de Cristo Resucitado.
En declaraciones a ACI Prensa, sor María José Rey Merodio, relató que desde hace una década trabajan en un proyecto pastoral junto a familias, jóvenes laicos y sacerdotes salesianos en la parroquia del Sagrado Corazón.
En tal proyecto, los consagrados junto a los voluntarios laicos trabajan a favor de las personas sin hogar, así como también ayudan a familias y jóvenes refugiados que viven en Italia.
"Nosotros queremos hacer -y estamos haciendo- un puente entre las personas que quieren ayudar, pero que no pueden salir de casa, por la situación actual. Las ayudas a las personas más necesitadas las canalizamos con creatividad", explicó la religiosa.
Además, sor María José indicó que "el cuidado y la responsabilidad que todos tenemos en esta situación de emergencia sanitaria hay que complementarlo con la ayuda a las personas más necesitadas para que puedan seguir teniendo algo para comer".
"Todo esto -añadió- lo hacemos respetando las reglas y haciéndolas respetar, buscamos canales que tutelen a los más necesitados ya que en estos momentos de dificultad por la propagación del coronavirus su situación se vuelve aún más difícil ya que en estos momentos no todos tienen la posibilidad de trabajar desde sus casas, ni de buscar un nuevo trabajo"
Por ello, la Misionera de Cristo Resucitado quiere agradecer la generosidad de tantas personas que están dando ayuda, "es hermoso ver que tanta gente quiere ayudar desde sus casas, nosotros somos solamente un puente".
Por su parte, el sacerdote español, P. Francisco Santos Montero SDB, destacó a ACI Prensa por qué es importante para él como religioso salesiano seguir haciendo actos de caridad con los más necesitados que viven en las calles de Roma, incluso en estos tiempos de emergencia sanitaria por el coronavirus.
"Es mi vocación, amar a los que Dios me envíe, porque es llevarles su amor y amarle a Él. Cuando alguien no tiene a nadie, o se siente marginado, solo le devuelve su dignidad la humanidad con que les tratemos, y en esa humanidad está, cómo ha estado siempre, desde que se hizo hombre en Jesús".
En este sentido, el sacerdote madrileño que vive en Roma destacó a ACI Prensa que "ver y servir a una persona necesitada es lo más humano y más divino que podemos hacer" porque "ayudar a los más necesitados nos devuelve también nuestra dignidad" ya que "Dios nos hace dignos sirviendo a nuestros hermanos".
"En estos momentos se trata de responder a lo que nuestros jóvenes y voluntarios quieren hacer y nos piden que los acompañemos. Son ellos los que me animan a hacerlo viendo su generosidad y valiente solidaridad. Los jóvenes me enseñan a entender la justicia que Dios quiere que practiquemos", concluyó.