La Conferencia Episcopal Panameña (CEP) anunció una serie de medidas considerando las  disposiciones de las autoridades sanitarias del Gobierno para enfrentar la pandemia del coronavirus, entre ellas suspender las Misas públicas y las celebraciones de Semana Santa.

En Panamá varios decretos ejecutivos han determinado la prohibición de eventos con aglomeración de personas, el toque de queda y el "cerco sanitario" en varias provincias. Actualmente 137 panameños han contraído la enfermedad y uno perdió la vida.

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Ante la coyuntura la CEP determinó, en un comunicado publicado el 20 de marzo, que "se suspenderán todas las celebraciones públicas religiosas, verdaderas expresiones de fe y piedad popular, unidas a las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa (viacrucis, procesiones, actos penitenciales masivos, y el Triduo Pascual); y todas las posteriores hasta nuevo aviso".

Además, el mensaje "exhorta a los fieles a seguir las celebraciones litúrgicas preparadas por los sacerdotes, que son transmitidas por los medios de comunicación y las plataformas digitales".

También se resaltó que para la Semana Santa las familias deben permanecer en casa en oración.

"Cada diócesis, según su realidad, organizará y facilitará los subsidios para la celebración de los fieles en sus hogares", resalta el comunicado

Por otro lado, obispos aprovecharon su carta para exhortar a los fieles "a tomar conciencia de la urgencia de que cada uno aplique los protocolos de prevención y contención, como el lavado de manos permanentemente y mantenerse en su casa".

"Al clero, a las religiosas y agentes de pastoral nuestra gratitud por su entrega y los instamos a continuar siendo un bálsamo para nuestro pueblo, que requiere de nuestra atención espiritual y acompañamiento en la fe", añadieron.

Finalmente pidieron seguir "orando y previniendo el contagio, porque con la misericordia de Dios y con la solidaridad de cada uno de nosotros, podremos detener la pandemia del COVID 19".

"Estamos convencidos que cuando la oración es constante y verdaderamente ferviente, su influencia es más evidente: Nos une como familia y nos ayuda a enfrentar con esperanza los acontecimiento difíciles. Es la oportunidad de fortalecer la 'Iglesia doméstica', a través de la oración", concluye el mensaje del episcopado.