El Papa Francisco señaló que ante la pandemia de coronavirus COVID-19 que ha obligado a someter a aislamiento a países como Italia o España "estamos invitados a redescubrir y profundizar el valor de la comunión que nos une a todos los miembros de la Iglesia".

El Santo Padre subrayó, al finalizar el rezo del Ángelus este Tercer Domingo de Cuaresma desde la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, que "unidos a Cristo jamás estamos solos, sino que formamos un único cuerpo del cuál Él es cabeza".

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"Es una unión que se alimenta con la oración, y también con la comunión espiritual a la Eucaristía, una práctica muy recomendada cuando no es posible recibir el Sacramento. Esto lo digo para todos, especialmente para las personas que viven solas".

El Pontífice quiso renovar su "cercanía a todos los enfermos y a aquellos que se han curado. Así como a tantos trabajadores y voluntarios que ayudan a las personas que no pueden salir de casa, y a cuantos acuden al encuentro con los necesitados, de los más pobres y de los sintecho".

 

 

Al igual que hizo en pasado domingo durante el rezo del Ángelus a puerta cerrada, al finalizar el Papa Francisco se asomó a la ventana de los apartamentos pontificios y, ante la plaza vacía de San Pedro, impartió su bendición a la ciudad de Roma.

La Diócesis de Roma decidió el 9 de marzo la cancelación de todas las misas públicas de la Diócesis. De ese modo las iglesias parroquiales permanecen abiertas únicamente para la oración personal y, en casos concretos, la adoración eucarística y la administración del sacramento de la Confesión.

El 12 de marzo, la diócesis aprobó una nueva disposición por la que se cerraban las parroquias e iglesias de Roma, pero al día siguiente, se rectificó esa medida.