En medio de la crisis social, política y económica que vive Venezuela, el P. Jesús Eduardo Villarroel Rodríguez, director de Cáritas en la diócesis venezolana de Carupano, destacó que "hoy la Iglesia se ha concentrado en salvar vidas" y en sembrar esperanza.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Villarroel Rodríguez destacó que en Venezuela de la mano de la Iglesia "se han difundido más comedores, se han propagado más centros de salud, bancos de medicamentos".
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"El gran porcentaje de las parroquias tienen comedores" y recordó el trabajo de la "olla comunitaria", desplegada por la Iglesia en todo el país.
El P. Jesús Eduardo Villarroel Rodríguez participó en la tercera edición de la Noche de los Testigos, organizada por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada en México, en la segunda mitad de febrero de este año.
La Diócesis de Carúpano, donde desarrolla su ministerio sacerdotal, se encuentra en el nororiente de Venezuela, donde este país tiene frontera marítima con Trinidad y Tobago.
El sacerdote venezolano lamentó que la región tiene "altas incidencias de narcotráfico, de trata de blancas".
De la localidad marítima de Güiria, cercana a la isla de Trinidad, explicó, "todos los días prácticamente salen balsas pequeñas, con 30, 35 personas, para, de manera ilegal, escondida totalmente, llevar jóvenes de todo el país a la zona de Trinidad".
"Ahora mismo Venezuela vive ya estos últimos 4 años la migración forzada inducida, depresiva, más grande de la historia. Estamos hablando de aproximadamente ocho millones de venezolanos. Se ha diezmado la población".
"Un 12% de jóvenes y adultos se han ido del país, dejando consecuencias devastadoras, niños solos, niños abandonados, mujeres solas. Se dan situaciones donde dejan a los niños al cuidado de vecinos, de padrinos, de los abuelos", lamentó.
Venezuela, añadió, vive "un tiempo histórico de hambre, de necesidad, devastador".
"En Venezuela estamos viviendo una situación deplorable en la salud y alimentación, la dignidad humana ha sido tan denigrada, tan destruida por este sistema político y social", dijo, y explicó que "el salario mínimo de un venezolano equivale a 4 dólares y la canasta alimenticia básica es 93 dólares. Necesitaríamos 30 salarios mínimos para poder acceder a lo que es alimentación".
"Desde Cáritas, desde la Pastoral Social de Carúpano y de Venezuela, hemos evidenciado que el venezolano come una vez al día", y "come sin proteínas. Y de ahí vienen los altos índices de desnutrición".
El P. Villarroel Rodríguez indicó que en Cáritas Venezuela "tenemos un programa llamado SAMAN, Sistema de Alerta y Monitoreo de Atención Nutricional, para niños menores de 5 años. Y los niveles de desnutrición moderada y severa se da entre 20 y 30 % en los niños atendidos, y otro 30% de riesgo".
"Ahora mismo en Venezuela estamos viviendo un nuevo martirio", añadió, y lamentó que en Venezuela puedes "ver a señoras, ver a personas que viven su fe en la Iglesia pero que como no tienen los medicamentos mueren y mueren solas, solo con la comunidad cristiana que los acompaña porque sus hijos, sus nietos, han dejado el país".
"Hoy en Venezuela vivimos una experiencia de desierto, el Señor nos ha llevado al desierto a ver qué hay en nuestro corazón. En el corazón de muchos ha estado salir corriendo, muchos migrantes, muchos suicidios, muchas depresiones, muchos encerrados en sus casas. Pero también encontramos una Iglesia que va creciendo, una comunidad cristiana que está dando razón de su esperanza", destacó.
En medio de la crisis que vive el país, dijo, "la Iglesia ha sembrado esperanza", pues además "sufre con su pueblo".
"Damos todo lo que tenemos. Nos persiguen, nos roban, nos vigilan, pero damos todo lo que tenemos y nunca nos falta la harina y el aceite porque así lo ha querido el Señor", dijo.
El horizonte para la Iglesia en Venezuela, señaló, es claro: "en medio de este conflicto, tenemos que hacer lo que nos toca hacer, que es estar con el pueblo, anunciar a Jesucristo, sembrar mucha esperanza".