La Conferencia de los Obispos Católicos de Filipinas (CBCP) resaltó recientemente el valor de las mujeres y advirtió que el abuso cometido contra ellas, por cualquier motivo, es "una ofensa a Dios".
"Dios hizo al hombre y a la mujer según su propia imagen y semejanza. Toda ofensa contra la dignidad de la mujer es una ofensa directa contra Dios mismo", dijo Mons. Crispin Varquez, Obispo de Borongan y presidente de la Comisión de la Mujer del CBCP, en un comunicado publicado después del Día Internacional de la Mujer que se celebró el 8 de marzo.
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"Toda mujer tiene derecho al respeto de cada hombre y otras mujeres; ninguna mujer debería ser tratada como un mero objeto para la satisfacción de otra persona", resaltó.
En su mensaje el Prelado denunció las terribles situaciones que las mujeres enfrentan a menudo, como la prostitución, abuso sexual, violencia y discriminación.
En los últimos años el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha sido acusado de tomar a la ligera la problemática de las violaciones. Durante un discurso de 2018 dijo que "mientras haya muchas mujeres hermosas, habrá más casos de violación", informó UCA News.
Joms Salvador, secretaria general del grupo de defensa de la mujer "Gabriela", dijo que los abusos contra las mujeres solo han empeorado bajo el actual gobierno. El domingo 8 de marzo un grupo de manifestante prendió fuego a una imagen de Duterte, a quien acusaron de ser misógino, según UCA News.
Mons. Varquez destacó el valor único de cada sexo. Dijo que, aunque cada sexo es diferente, proporcionan un bien complementario y merecen la misma cantidad de respeto.
"Hay tareas específicas en la vida que solo una mujer puede hacer, al igual que hay tareas específicas que están destinadas solo a un hombre. Pero el hombre y la mujer son iguales en dignidad. Su verdadera relación es complementarse y completarse mutuamente", dijo.
También destacó el papel de la Santísima Virgen María, enfatizando su rol en la historia de la salvación al convertirse en la Madre de Dios y la Madre de la Iglesia.
Finalmente, dijo que en el útero de una mujer "la vida viene como un regalo de Dios", y "a través de ella, Dios forma y nutre a una nueva persona humana. Indispensable y único es su servicio y contribución a la familia, la Iglesia y el orden social".
"Críe hijos amorosos, responsables y felices, recordando que es en sus hogares, sin importar cuán humildes, que comencemos a formar ciudadanos del mundo", concluyó.