El Arzobispo Emérito de La Plata (Argentina), Mons. Héctor Aguer, alertó sobre una "devastación de la liturgia" que tendría su origen en el olvido de lo que significa la Santa Misa.
En una nueva reflexión emitida en el programa televisivo "Claves para un Mundo Mejor", Mons. Aguer dijo que "hay sacerdotes que celebran muy correctamente la Misa, pero hay otros que no y, en muchos lugares, la tendencia es convertir la Misa en una especie de espectáculo, en un show, incluso con saltos, cantos, y la Misa de los chicos parece una fiestita de niños".
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A modo de ejemplo, el Arzobispo Emérito de La Plata recordó una Misa realizada en la playa donde se reemplazó el cáliz por un mate o bien la celebración de la Eucaristía "en un cuartito", donde hubo previamente una reunión, evidenciado por los papeles, vasos y gaseosas que aún estaban sobre la mesa.
"Se ha perdido el sentido del misterio litúrgico porque se ha perdido la solemnidad, la belleza, la seriedad y el ajuste a las rúbricas que la Iglesia quiere para celebrar la Misa. Un sacerdote no puede hacer lo que quiere con la Misa", sostuvo Mons. Aguer.
"¿Recordamos qué es la Misa o nos hemos olvidado ya? ¿La Misa es un encuentro fraterno o es el sacrificio mismo de Jesús que se hace sacramentalmente presente?", cuestionó.
Mons. Aguer señaló que "esa expresión del 'santo sacrificio de la Misa' parece que ha caído en desuso. No es un encuentro de hermanos, lo es secundariamente en todo caso".
Por ello, recordó que en la Misa "la Iglesia que se reúne para celebrar el culto de Dios y el culto de Dios por excelencia, en la Nueva Alianza. Es la ofrenda al Padre del sacrificio pascual de Jesús que se hace presente sacramentalmente por la acción del Espíritu Santo".
"Es un misterio la Misa. No se lo puede tomar en solfa. No podemos usar la Misa para divertirnos un rato o para sentirnos más cómodos. Esto, desgraciadamente, se ha extendido de un modo enorme en la Argentina y en otros lugares también", aseguró Mons. Aguer.
En ese sentido, recordó que "los fieles tienen derecho a que la Misa se celebre como la Iglesia quiere" y no como cada sacerdote desea. "Hay una objetividad en la liturgia y esa objetividad es la garantía de que se respeta lo esencial porque si no, se pierde el misterio litúrgico y eso no ayuda a formar bien a los fieles si no que al contrario, eso desvía a los fieles", explicó.
"No se puede llevar una vida espiritual seria de auténtica oración, de adoración de Dios, si uno no comprende el misterio litúrgico y no lo vive intensamente", concluyó Mons. Aguer.