Jesús se hace presente en la Eucaristía y la Iglesia Católica siempre ha alentado a sus fieles, entre ellos muchos santos, a participar de la Santa Misa, recibir la Comunión y adorar el Santísimo Sacramento.
A lo largo de los siglos, los santos nos han enseñado, con sus testimonios y mensajes, la importancia de la Eucaristía en la vida cristiana.
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Por ello, a continuación compartimos 10 consejos de santos para amar más la Eucaristía:
1. San Francisco de Asís
"Cuando no puedo asistir a la Santa Misa, adoro el Cuerpo de Cristo con los ojos del espíritu en la oración, lo mismo que le adoro cuando le veo en la Misa”.
2. San Alfonso María de Ligorio
"Tened por cierto el tiempo que empleéis con devoción delante de este divinísimo Sacramento, será el tiempo que más bien os reportará en esta vida y más os consolará en vuestra muerte y en la eternidad. Y sabed que acaso ganaréis más en un cuarto de hora de adoración en la presencia de Jesús Sacramentado que en todos los demás ejercicios espirituales del día”.
3. San Francisco de Sales
"La oración, unida con ese divino sacrificio de la Misa, tiene una fuerza indecible; de modo que por este medio abunda el alma de celestiales favores como apoyada sobre su Amado".
4. San Luis María Griñón de Monfort
"Antes de la Comunión... suplica a esta bondadosa Madre que te preste su corazón para recibir en él a su Hijo con sus propias disposiciones”.
5. Santa Teresa de Jesús (o de Ávila)
"Acabando de recibir al Señor, pues tenéis la misma persona delante, procurad cerrar los ojos del cuerpo y abrir los del alma, y miraros al corazón”.
6.- El Cura de Ars, San Juan María Vianney
“Si supiéramos el valor del santo sacrificio de la Misa, qué esfuerzo tan grande haríamos por asistir a ella”.
7. Santa Teresita de Lisieux
“Recordé haber oído decir que el día de la primera comunión se alcanzaba todo lo que se pedía. Aquel pensamiento me consoló y, aunque todavía no tenía más que seis años, me dije para mí: ‘el día de mi primera comunión rezaré por mi pobre’”.
8. San Juan Pablo II
“Queridos hermanos y hermanas: debemos sentirnos interpelados por las necesidades de tantos hermanos. No podemos cerrar el corazón a sus peticiones de ayuda. Y tampoco podemos olvidar que ‘no solo de pan vive el hombre’. Necesitamos el ‘pan vivo bajado del cielo’. Este pan es Jesús. Alimentarnos de él significa recibir la vida misma de Dios, abriéndonos a la lógica del amor y del compartir”.
9. Santa Catalina de Siena
“¡Oh Caridad inestimable! Te quedaste con nosotros como alimento, mientras somos peregrinos en esta tierra, para que no desfallezcamos por el cansancio, sino que fortalecidos por ti, alimento celestial, sigamos el camino”.
10. San Juan Bosco (Don Bosco)
“Queridos jóvenes, ¿queremos estar contentos y alegres? Amemos con todo el corazón a Jesús Sacramentado".
Publicado originalmente el 13 de junio de 2022. Ha sido actualizado para su republicación.