El Papa Francisco destacó que "la persona humana debe ser siempre defendida y protegida en su integridad y dignidad, cualquiera que sea su origen o condición social".
Así lo indicó el Santo Padre este 23 de febrero al recibir en audiencia a un grupo de la Asociación "Pro Petri Sede" quienes peregrinan a Roma.
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El Pontífice agradeció a esta asociación caritativa por "su contribución financiera y espiritual a las obras sociales y caritativas" relacionadas con su misión pastoral y con las actividades de la Santa Sede.
"Siguiendo los pasos de sus predecesores, participan en la acción misionera de la Iglesia que lucha por el desarrollo humano integral de cada persona. En efecto, la persona humana debe ser siempre defendida y protegida en su integridad y dignidad, cualquiera que sea su origen o condición social", señaló el Papa.
En esta línea, Francisco advirtió que "en la desenfrenada carrera por tener, por la carrera, los laureles, o el poder, los débiles y los pequeños son a veces ignorados y rechazados" y añadió que "de hecho, en el afán de correr, de conquistarlo todo y rápidamente, el que se queda atrás molesta y se considera como descarte" por lo que exclamó: "¡Cuántos ancianos, niños no nacidos, personas discapacitadas, pobres considerados inútiles!".
Por ello, el Pontífice añadió que la Iglesia "confía en los hombres y mujeres de buena voluntad e imbuidos de Evangelio para llevar la paz y la alegría del Resucitado a cada persona necesitada".
"Hoy en día nos enfrentamos a varios desafíos que afectan a la familia humana y a su casa común. En el centro de nuestras preocupaciones, está el grito de angustia de los pueblos que sufren, en particular, por las guerras, el desplazamiento de personas, la pobreza y la degradación del ecosistema", reconoció el Papa.
En este sentido, el Santo Padre afirmó que: "¡Es urgente acabar con la explotación de los más pobres! ¡Es urgente que cesen las atrocidades en los países presa de guerras y conflictos que llevan a tantas personas al camino del exilio!".
Finalmente, Francisco subrayó la importancia del "cuidado de nuestra casa común" y lanzó "una vez más el llamamiento a una conversión ecológica", por lo que agregó que "su testimonio de vida cristiana, que se manifiesta a través de la generosidad y la atención a los demás, nos invita hoy a todos a combatir el clima generalizado de individualismo, egoísmo e indiferencia, que amenaza tanto la paz entre las personas como el medio ambiente".
"Los invito a permanecer firmes en sus convicciones y en su fe, para ser una llama que lleva esperanza a los corazones de los hombres y las mujeres de hoy. Como San Pedro, salgan al largo con valentía y compartan el gran amor que Cristo nos ha revelado", concluyó el Papa.