El Arzobispo de Montevideo (Uruguay), Cardenal Daniel Sturla Berhouet, celebró una Misa especial para los miembros del nuevo Parlamento, y señaló que los legisladores "reciben una banca pero no son dueños" de Uruguay, por lo que deben dar frutos abundantes para el país.
El lunes 17 de febrero, con motivo del comienzo de la 49° legislatura de la República de Uruguay, los legisladores, secretarios y funcionarios del Palacio Legislativo participaron de la Misa que se celebró en la Basílica Nuestra Señora del Carmen.
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La Misa contó con la presencia de la futura vicepresidenta de la República y presidenta de la Asamblea General, Beatriz Argimón; el novel presidente de la Cámara de Diputados, Martín Lema; los senadores Guido Manini Ríos, Guillermo Domenech y Carmen Asiaín, entre otros.
En las primeras filas están @beatrizargimon, @GuidoManiniRios, @IreneMoreiraUy, @casiain1, @MartinLema404, @pbartol65, @AlvaroDelgadoUy, @Hernan_Bonilla, @CIafigliola, @DipRodrigoGoni, entre otros legisladores, asesores y funcionarios del Palacio Legislativo. pic.twitter.com/MLwDm7g2Cv
- IglesiaCatólicaMdeo (@ICM_uy) February 17, 2020
Durante su homilía, el Cardenal comentó que la Misa fue iniciativa del párroco de la Basílica Nuestra Señora del Carmen, P. Pablo Coimbra, a quien bautizó como "el capellán del Palacio", por la cercanía del templo al Congreso.
"Ojalá le den trabajo. Que lo llamen y le digan 'padre, quiero confesarme', 'padre quiero una Misa', 'padre quiero rezar', 'quiero una bendición'. Qué bueno que sería", deseó el Cardenal.
El Purpurado resaltó la singularidad de la Misa celebrada, al ser la primera vez en mucho tiempo que se festeja al comienzo de una legislatura, hecho que es común en otros países de América.
El Cardenal resaltó las palabras del presidente saliente Tabaré Vázquez, y resaltó que la laicidad es un marco "en la que los ciudadanos podemos entendernos en la diversidad pero en igualdad", sin inhibir el factor religioso.
Además, basando su reflexión en la parábola de los talentos, resaltó que "la mayor parte de las cosas de nuestras vidas las hemos recibido y somos administradores, no somos dueños. Y de un modo especial esto vale para aquellos que son legisladores, que reciben una banca, que representan al pueblo. Pero no son dueños, lo representan por estos cinco años".
El Purpurado pidió los legisladores una buena administración de sus dones, para que den fruto abundante.
"No está permitido enterrar los talentos recibidos. El poder que da Dios es para servir a los demás. Aquí el servidor público encuentra su alegría en dar frutos, y frutos abundantes; sobre todo en favor de los más desvalidos".
Finalmente, el Cardenal Sturla indicó que la mayor virtud que debe tener un político es la magnanimidad, "la grandeza del alma", que le da la capacidad de saber "superar las diferencias y mirar más allá del propio interés, para mirar el interés de la nación y de todo el país".