El Departamento de Justicia de Filipinas ha exonerado a cuatro obispos de las denuncias de conspiración contra el gobierno del actual presidente del país, Rodrigo Duterte, al considerar que no existe evidencia.
Los obispos fueron acusados de "sedición" contra el gobierno junto a más de 30 abogados, religiosos y activistas de derechos humanos.
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En una entrevista a la agencia vaticana Fides, Mons. Pablo Virgilio David, Obispo de Caloocan, al norte de Manila (Filipinas), señaló que se encuentra "feliz por un lado y triste por el otro".
"Estoy feliz de que los cargos penales de sedición, incitación a la sedición, obstrucción de la justicia y calumnias cibernéticas presentadas contra mí y mis hermanos obispos hayan sido rechazados por el colegio de jueces, que han llevado a cabo las investigaciones preliminares", dijo Mons. David.
Los acusados hoy exonerados son el Arzobispo de Lingayen-Dagupan, Mons. Socrates Villegas; el Obispo de Caloocan, Mons. Pablo Virgilio David; el Obispo de Cubao, Mons. Honesto Ongtioco; y el Obispo Emérito de Novaliches, Mons. Teodoro Bacani.
Sin embargo, Mons. David señaló su tristeza por la decisión de acusar a dos sacerdotes, el P. Albert Alejo y el P. Flavie Villanueva, y otras nueve personas por "conspiración con el propósito de sedición".
"Espero y rezo para que las acusaciones contra ellos sean desmentidas pronto por los tribunales", dijo.
La Conferencia de los Obispos Católicos de Filipinas mostró su apoyo a los acusados y afirmó que las demandas presentadas tienen la finalidad de asustar y silenciar a los obispos.
El Gobierno de Filipinas y la Iglesia Católica
Las medidas de lucha contra las drogas, que han causado diversas acusaciones de violación de derechos humanos, han enfrentado al Gobierno de Filipinas con la Iglesia Católica.
"En la 'guerra contra las drogas' de Duterte, más de seis mil personas han sido asesinadas en operaciones policiales, mientras que los grupos de derechos humanos estiman la existencia de otras 25 mil víctimas de asesinatos por 'escuadrones de vigilantes', que quedan del todo impunes", señala Fides.
Además, Duterte ha atacado verbalmente con frecuencia a los obispos católicos de Filipinas, llegando a calificar a la Iglesia como la institución más hipócrita e incluso ha cuestionado la existencia de Dios.