En el discurso conocido como el "Estado de la Unión" en el que hace un informe sobre la situación del país, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, subrayó que una de las prioridades en la agenda internacional es la restauración de la democracia en Venezuela.
Entre los invitados en el Capitolio en Washington DC estuvo Juan Guaidó, líder de la Asamblea Nacional de Venezuela y reconocido por Estados Unidos y otros países como presidente interino del país sudamericano.
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"Señor presidente, por favor lleve este mensaje a su patria. Todos los estadounidenses estamos unidos con el pueblo de Venezuela en su correcta lucha por la libertad. El socialismo destruye naciones, pero recuerde siempre, la libertad unifica el alma", dijo Trump dirigiéndose a Guaidó ante el aplauso de los presentes.
La grave crisis humanitaria en Venezuela, ocasionada por el régimen de Nicolás Maduro, tiene diversas manifestaciones, como la violencia, la falta de agua y energía eléctrica, la grave escasez de alimentos y medicinas. Según la OEA, el número de venezolanos que huyen del país llegará a seis millones a finales de este 2020.
Marco Rubio, senador republicano de Florida y jefe del Subcomité de Relaciones Internacionales del Senado, afirmó en una declaración que "al invitar al presidente interino Juan Guaidó y al enviado especial de inteligencia Iván Simonovis, uno de los presos políticos con más tiempo en prisión en la narcodictadura, la Administración Trump envió un claro mensaje: que Estados Unidos seguirá con el pueblo de Venezuela que trabaja para tener una Venezuela libre y democrática".
"Creo que el mensaje esta noche ha sido muy claro: la libertad y el bienestar del pueblo de Venezuela aún es una importante prioridad para este presidente", agregó Rubio.
"Tengo toda la confianza del mundo en que llegará el día en que Venezuela será libre y democrática nuevamente", destacó el legislador.
Por su parte, la senadora demócrata de Nueva York, Alexandra Ocasio-Cortez, señaló que condenar a Maduro es un asunto "complejo" y que ella "está totalmente preocupada por la crisis humanitaria que está ocurriendo".
"Creo que es importante que cualquier solución que tengamos se centre en el pueblo de Venezuela y en la democracia de la gente venezolana primero. Me preocupa mucho el intervencionismo en Venezuela y me opongo a él", dijo la congresista.
Tras unas controvertidas elecciones realizadas en 2018, Maduro comenzó un nuevo periodo de gobierno. Los obispos de Venezuela rechazaron estos comicios y dijeron que la elección del sucesor de Hugo Chávez es inválida.
Guaidó fue declarado presidente interino de Venezuela en enero de 2019 y prometió un gobierno transitorio de cara a nuevas elecciones libres. En febrero fue recibido en el Vaticano donde expresaron la "grave preocupación" por una "solución pacífica y justa" para la crisis del país.
En distintas ocasiones los obispos del país han solicitado que haya nuevas elecciones libres y un nuevo liderazgo para el país, un pedido apoyado por la Santa Sede.
En más de una ocasión, el Cardenal venezolano Jorge Urosa ha solicitado que Maduro deje el poder pacíficamente precisando que su proyecto ha fracasado y que no tiene la capacidad para conducir al país.
"Tristemente estamos en una situación realmente pésima, de deterioro general, de angustia, de éxodo de seres queridos; de dolor, especialmente para los más pobres. Una situación increíble, pues ¡en este país petrolero no hay gasolina! Ni hay efectivo para las transacciones comerciales del pueblo, y escasean y están por las nubes los alimentos, las medicinas, y muchos artículos de primera necesidad", explicó el Arzobispo Emérito de Caracas a ACI Prensa a finales de 2019.
"¡Tenemos un gobierno fracasado!", exclamó el Purpurado quien planteó "de nuevo la necesidad de la salida pacífica del Presidente de la República, para propiciar un nuevo gobierno que detenga esta situación de doloroso deterioro social y económico".