El Papa Francisco firmó este jueves 23 de enero el decreto que reconoce el martirio de tres frailes capuchinos asesinados entre el 24 de julio y el 6 de agosto de 1936 en la localidad española de Manresa, poco después del estallido de la Guerra Civil.
Se trata de José Doménech Bonet, cuyo nombre religioso era Benito de Santa Coloma de Gramenet, y otros 2 compañeros de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos: Jaime Baríau Martí y Juan Romeu Canadell.
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La Guerra Civil Española, que se desarrolló entre los años 1936 y 1939, enfrentó a los partidarios de la República (controlada por partidos de extrema izquierda con el apoyo de la Unión Soviética), y los militares sublevados dirigidos por el general Franco con apoyo de tropas italianas y alemanas.
En la retaguardia de ambos bandos se produjeron graves persecuciones y matanzas. Los católicos fueron fuertemente perseguidos en el bando republicano con la detención y fusilamiento de laicos, sacerdotes, religiosos, religiosas y obispos, y la destrucción del patrimonio religioso. Una de las regiones españolas donde la persecución fue más intensa fue en Cataluña, lugar donde nacieron y fueron asesinados estos 3 capuchinos.
Según un artículo del Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá de Henares, Javier Paredes, en el diario Hispanidad, durante la Guerra Civil Española fueron asesinados 13 obispos, 4.184 sacerdotes seculares, 2.365 frailes y 283 religiosas. Es decir, fueron asesinados uno de cada siete sacerdotes y uno de cada cinco frailes.
José Doménech Bonet nació en Gramanet el 6 de septiembre de 1892 y fue asesinado el 6 de agosto de 1936 en Pont de Vilamura, en Manresa. Jaime Baríau Martí, cuyo nombre religioso era Josep Oriol, nació el 25 de julio de 1891 en Barcelona y fue asesinado en Manresa el 24 de julio de 1936. Juan Romeu Candell, cuyo nombre religioso era Domenec de Sant Pere de Riudebitlles, nació el 11 de diciembre de 1882 y fue asesinado en Manresa el 27 de julio de 1936.
La causa de reconocimiento del martirio de estos tres frailes capuchinos comenzó en 1956 por iniciativa de la Diócesis de Vic. En 2017 llegó a la Congregación para las Causas de los Santos y ahora el Vaticano ha dado el visto bueno para su beatificación.