Los dos jóvenes que esparcieron casquillos vacíos de bombas lacrimógenas en la Catedral Metropolitana de Santiago (Chile) el pasado 11 de enero, fueron dejados en libertad con la condición de que no se acerquen al templo durante un año.
Pablo Sepúlveda López de 19 años y Emilio Jorquera Jorquera de 21 años, esparcieron casquillos vacíos de lacrimógenas durante el momento de la Comunión en la Misa de toma de posesión de Mons. Celestino Aós como Arzobispo de Santiago.
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Ambos fueron detenidos y formalizados por el delito de desórdenes públicos, específicamente por la interrupción al culto religioso.
Durante la formalización, el juez a cargo determinó que durante un año los jóvenes deben fijar domicilio y no deben acercarse a la Catedral de Santiago.