El teólogo español José Antonio Fortea, autor de importantes libros como Summa Daemoniaca y Exorcística, publicó una extensa reflexión sobre los maleficios y su impacto real en la vida de las personas.
¿Qué son los maleficios?
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En un video publicado en su canal de YouTube, el P. Fortea, experto en demonología, explicó que lo que se conoce como maleficios es “la capacidad que tiene alguien para invocar a los demonios”.
El sacerdote español señaló luego que, en su opinión, "lo más probable es que los maleficios tienen efecto”, pues "hay gente que invoca a los poderes de las tinieblas para dañar a otros y eso tiene efecto”.
El demonio no tiene "un poder libre"
Sin embargo, precisó, este poder demoniaco “no es un poder libre, no es un poder que el demonio hace lo que quiere. Está sometido a la providencia de Dios”.
“Y la providencia de Dios, pienso, en la mayoría de los casos no permite que el demonio dañe a sus hijos de un modo extraordinario. Porque hasta la tentación está limitada por Dios para que se produzca de modo que sea beneficioso para la historia personal de cada ser humano”, apuntó.
El sacerdote español subrayó que “es Dios quien guía a todas las naciones, a todos los hombres”.
Más adelante, el P. Fortea indicó que “Dios no concede siempre lo que se le pide a los buenos”. En algunos casos, dijo, esto se debe a que “Su voluntad tiene otros planes”.
“Otras veces, digámoslo así, no puede, en el sentido de ‘mira, yo querría pero hay unos planes que si te lo concedo, van a terminar cercenados. No puedo concederte lo que me pides’”, comentó.
“Lo mismo es válido para el demonio, que también tiene sus siervos”, expresó. Pues la razón del demonio para no conceder lo que le piden “puede ser su desidia, su odio incluso por el que le pide esa cosa para dañar a alguien. El demonio no quiere sentirse siervo de los hombres”.
“Otras veces el demonio puede querer dañar a alguien, pero aunque quiera, los planes de Dios se lo impiden”.
El P. Fortea destacó la importancia de “no obsesionarse con este tema”, pues “el que está más obsesionado acaba más convencido de que todo lo malo que le sucede es por culpa del demonio”.
Luego el sacerdote español precisó que la técnica con la que se realiza el maleficio es irrelevante: “Mucha gente pregunta: ‘es que me han hecho el maleficio con sangre de un gallo que derramaron sobre una fotografía mía’. Da lo mismo cómo han hecho el maleficio”.
“Si haces muchas cosas, el demonio ve que tú tienes mucho interés y él quiere ser adorado, que le hagan ese tipo de rituales, porque él es el imitador de Dios”, señaló, “pero en sí eso no sirve de nada”.
“Da lo mismo hacer un rito maléfico con una foto o con un poco de pelo de la persona a la que se quiere dañar o no. En sí mismo eso no va a tener ninguna efectividad”, aseguró.
“Lo que importa es una voluntad, la humana, que pide a otra voluntad, la demoniaca. El medio es lo de menos. Solamente muestra más interés”, añadió.
El P. Fortea remarcó que “aunque el mundo espiritual pueda obrar, la gran cuestión teológica es si Dios lo permite. Pienso que sí. ¿Hasta qué punto lo permite? Eso es algo que en el Cielo lo sabremos”.
“Para que el demonio pueda actuar ha de haber una conjunción de voluntades: la de la persona que pide, la del demonio que quiere entonces dañar a esa persona y Dios que permita eso”.
¿Qué hacer frente a un maleficio?
El sacerdote explicó que “una cosa es ponerse en el peligro: hacer espiritismo, magia, tratar con fuerzas desconocidas”, pero “otra cosa es vivir siempre con miedo”.
Para alcanzar la tranquilidad, alentó, debemos buscar el bien. “El bien es tan amoroso, tan poderoso, que es lo que nos da tranquilidad”.
Como sugiere el P. Fortea, si alguien piensa que ha sido víctima de un maleficio, “siempre se aconseja ir a un exorcista, si es fácil. El exorcista no necesita mucho tiempo para orar y ver si hay o no un espíritu”.
“El exorcista no va a saber si le han hecho un maleficio, salvo que tenga un don, cosa que es rarísimo. Pero verá si hay un espíritu, y si hay un espíritu orará por él una vez o varias, hasta que salga ese espíritu”, señaló.
Sin embargo, subrayó que “aunque uno vaya al exorcista o si no tiene un exorcista cerca, hay una cosa que es esencial: orar es el modo de debilitar cualquier acción del demonio”.
“El camino es la oración. Incluso aunque vayas a un exorcista, si no acaba en la primera sesión, hay muchos casos en que sí, vas a tener que orar, vas a tener que tener una conversión, un acercarte a Dios”, aseguró.
“Haga lo que haga ese mal espíritu, la medicina es la oración”, destacó.