El Papa Francisco dijo que "el consumismo de hoy también es verbal" por lo que hizo un llamado al silencio que "ayuda a custodiar la memoria" porque "si perdemos la memoria, aniquilamos el futuro".
Así lo indicó el Santo Padre este lunes 20 de enero al recibir en el Vaticano a una delegación del "Centro Simón Wiesenthal".
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"El consumismo de hoy también es verbal: ¡cuántas palabras inútiles, cuánto tiempo perdido en impugnar y acusar!, ¡cuántas ofensas gritadas, sin tener en cuenta lo que se dice!", advirtió el Pontífice quien añadió que "el silencio, en cambio, ayuda a custodiar la memoria" porque "si perdemos la memoria, aniquilamos el futuro".
En su discurso, el Santo Padre reconoció que "hoy, absorbidos por el torbellino de las cosas, nos resulta difícil detenernos, mirar dentro de nosotros mismos, callarnos para escuchar el grito de la humanidad que sufre".
Por ello, el Papa señaló que "es muy importante educar en la tolerancia y la comprensión mutua, en la libertad de religión y en la promoción de la paz social".
De este modo, Francisco destacó que el Centro Simón Wiesenthal "tiene como objetivo combatir cualquier forma de antisemitismo, racismo y odio a las minorías" y agregó que "desde hace ya décadas existen contactos con la Santa Sede: nos une el deseo de hacer del mundo un lugar mejor en el que se respete la dignidad humana, una dignidad que pertenece a todos por igual, independientemente del origen, la religión o la condición social".
Además, el Pontífice recordó que el 27 de enero se conmemorará el 75º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau y recordó que visitó este lugar en 2016 "para interiorizar, para rezar en silencio".
"El aniversario de la indecible crueldad que la humanidad descubrió hace setenta y cinco años es una llamada a detenerse, a permanecer en silencio y a recordar. Lo necesitamos para no volvernos indiferentes", afirmó.
En este sentido, el Papa Francisco expresó que "es preocupante el aumento, en muchas partes del mundo, de una indiferencia egoísta, por la que nos interesa solo lo que nos resulta cómodo: la vida está bien si a mí me va bien y cuando algo no funciona, se desencadenan la ira y la maldad" y añadió que "así es como se preparan terrenos fértiles para los particularismos y populismos que vemos a nuestro alrededor".
"En estos terrenos crece rápidamente el odio. El odio. Sembrar odio. Recientemente hemos visto un bárbaro recrudecimiento del antisemitismo. No me canso de condenar firmemente cualquier forma de antisemitismo", exclamó el Papa.
En esta línea, el Santo Padre exhortó a sembrar la paz porque "para afrontar el problema desde las raíces, también debemos comprometernos a arar la tierra en la que crece el odio, sembrando en ella la paz" ya que a través de "la integración, la búsqueda y la comprensión del otro nos protegemos mejor nosotros".
"Por eso es urgente reintegrar a los marginados, tender la mano a los que están lejos, sostener a los descartados por falta de medios y dinero, ayudar a los que son víctimas de la intolerancia y la discriminación", dijo.
Asimismo, el Pontífice citó la Declaración del Concilio Vaticano II Nostra Aetate para recordar que "nosotros, judíos y cristianos, tenemos un rico patrimonio espiritual común que debemos descubrir cada vez más para ponerlo al servicio de todos".
"Siento que hoy en particular estamos llamados, ante todo, a este servicio: no a tomar distancias y excluir, sino a acercarnos e incluir; no a favorecer soluciones de fuerza, sino a abrir caminos de proximidad. Si no lo hacemos nosotros, que creemos en Aquel que, desde lo alto del cielo, se acordó de nosotros y se preocupó de nuestra debilidad ¿quién lo hará?", cuestionó el Papa.
Por ello, el Santo Padre animó: "recordemos nosotros también el pasado y preocupémonos por las condiciones de los que sufren: así cultivaremos el terreno de la fraternidad" y los animó "a intensificar nuestra colaboración en defensa de los más débiles".
"¡Que el Altísimo nos ayude a respetarnos y amarnos cada vez más, y a hacer de la tierra un lugar mejor, sembrando la paz! ¡Shalom!", concluyó el Papa.