El Papa Francisco destacó el bautismo como el pilar sobre el que construir el diálogo ecuménico y el camino hacia la unidad de los cristianos, pues "como mensajeros de la humanidad, como destinatarios de la bondad de Dios encarnado, estamos juntos en camino en la comunidad de todos los bautizados".
El Pontífice recibió este viernes 17 de enero en el Palacio Apostólico del Vaticano a una delegación de la Iglesia luterana de Finlandia, presentes en Roma con motivo de la peregrinación ecuménica anual para celebrar la fiesta de San Enrique, patrón de Finlandia.
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En su discurso, Francisco insistió en que "los cristianos son aquellos que pueden dar gracias por su bautismo. Esta gratitud une y ensancha nuestros corazones, los abre a nuestro prójimo, que no es un adversario sino nuestro querido hermano, nuestra querida hermana".
Advirtió que "la comunidad de todos los bautizados no es un mero 'estar los unos al lado de los otros', y ciertamente no es un 'estar los unos contra los otros', sino que quiere convertirse cada vez más profundamente en un 'estar juntos'".
Por otro lado, destacó la hospitalidad como un camino para el ecumenismo, pues "también forma parte del testimonio común de la fe en la vida cotidiana. La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que comienza mañana, nos muestra esta virtud ecuménica y sobre todo nos la recomienda".
Recordó la frase del libro de los Hechos de los Apóstoles que destaca la hospitalidad con que los habitantes de la isla de Malta acogieron al apóstol y cientos de compañeros suyos después de un naufragio en el Mediterráneo: "Nos trataron con una humanidad poco común".
"Como cristianos bautizados, creemos que Cristo quiere encontrarnos precisamente en aquellas personas que han naufragado en la vida, ya sea literalmente como en sentido figurado", afirmó el Papa Francisco.
Señaló que "el que brinda hospitalidad no se hace más pobre, sino más rico. Quien da, recibe a su vez. Efectivamente, la humanidad que mostramos a los demás nos hace misteriosamente partícipes de la bondad de Dios que se hizo hombre".
El Papa Francisco finalizó su discurso mostrando su deseo de que "el ecumenismo espiritual y el diálogo ecuménico sirvan para profundizar este 'estar juntos'. Que este 'estar juntos' siga creciendo, desarrollándose y dando frutos en Finlandia".