A poco más de un mes de ser exhibidos, los tres murales provida pintados en el Hospital Parmenio Piñero de Buenos Aires (Argentina) fueron tapiados, hecho que fue considerado una "muestra de intolerancia" que daña el "patrimonio de toda la comunidad".
Si bien las pinturas de la artista Liset Feider contaban con la aprobación de la dirección del hospital, el lobby abortista logró que a pocos días de finalizar las obras, tapiaran el primer mural de un bebé por nacer.
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Esta semana, una persona avisó a Feider que tapiaron otro mural que pintó en el mismo sector: el de una mujer embarazada; y el 9 de enero ocurrió lo mismo con un tercer mural que mostraba una madre con su hijo en brazos llenos de flores.
En una entrevista anterior con ACI Prensa, Feider explicó que las obras fueron realizadas en concordancia al sujeto de atención, madre e hijo, y nunca se le "pasó por la mente que fuera causa de un problema ideológico".
Luego de las nuevas censuras a su obra, la artista plástica manifestó que no hubo una comunicación formal sobre esta nueva decisión "solo supe que el vocero del ministerio de Salud dijo que el director (del hospital) no pidió los permisos suficientes a infraestructura", es decir "una excusa administrativa", dijo.
"Me parece demencial. Creo que la idea es provocar malestar, en lugar de apaciguar los ánimos, generan mayor indignación", reflexionó.
"Creo que hay conflictos de poder y se han valido de excusas porque saben que yo tengo una forma de pensar; pero juzgar una obra con un panfletismo político, es absurdo. Yo creo que quedé en medio de la batalla campal de estos poderes políticos", sostuvo la artista plástica.
"Yo creo que no tienen un límite y van a avasallar con todo. Es un atropello permanente", aseguró Liset Feider.
En ese contexto, Liset Feider invitó a los ciudadanos a participar en el pañuelazo que se realizará el próximo 18 de enero a las 3:00 p.m. en el Hospital Parmenio Piñero.
En conversación con ACI Prensa, el abogado Miguel Haslop, manifestó que "obligar a la artista a autocensurarse o directamente destruir o tapar su obra es un acto de intolerancia".
"Es un acto de intolerancia, un daño al patrimonio de toda la comunidad y perjudicial porque le prohíbe gozar de un bien cultural", expresó el también director de la Asociación para la Promoción de los Derechos Civiles (Prodeci).
"Además es un daño a la diversidad del enfoque porque la cultura de la vida también somos parte de la sociedad y tenemos derecho a participar del espacio público", agregó Haslop.
"Esto que nos invisibilicen también es un perjuicio para toda la sociedad, porque la priva de la riqueza cultural, de la diversidad de miradas. Justamente es una gran contradicción que en una sociedad que se ufana de ser diversa, tolerante y amplia se quiera censurar una manifestación artística de esta naturaleza", concluyó el abogado.