La Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV) denunció que la crisis que golpea el país se ha convertido en una emergencia humanitaria "moralmente inaceptable, caracterizada por el menosprecio a la dignidad humana".
En la Carta Fraterna publicada este 10 de enero, los obispos señalaron que la crisis social, económica y política que "lejos de superarse, se agrava", viola el "derecho fundamental a la vida, a la educación, a la salud, a la integridad y al desarrollo".
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"Como pastores, somos pueblo con ustedes y por eso compartimos sus alegrías, esperanzas, angustias y dificultades. Queremos consolar a los afligidos, proteger a los débiles y apoyar la edificación de una sociedad justa, libre y fraterna", comentaron a los ciudadanos venezolanos en el país.
La CEV se comprometió a apoyar a todos, especialmente a quienes "pasan hambre, desolación, desatención médica, cárcel por motivos políticos, persecución y maltrato de su dignidad".
Basados en la Doctrina Social de la Iglesia, reafirmó que el "pueblo, con sus diversas expresiones de vida social y cultural, es el auténtico sujeto y protagonista del cambio requerido en Venezuela, así como del desarrollo para enrumbar el país hacia mejores condiciones de vida".
Los obispos agregaron que para lograr este cambio es necesario que las personas tengan la mirada puesta en los principios y valores fundamentales, "sin dejarse manipular por quienes quieren comprar su conciencia con dádivas o con falsas promesas y expectativas".
"Conlleva la unión de esfuerzos, capaz de romper los intereses particulares de personas y grupos, y el surgimiento de un nuevo liderazgo político y social para guiar y acompañar a todos hacia un futuro de dignificación, en la justicia y en la libertad".
Frente a los últimos acontecimientos de "atropello a la Asamblea Nacional", los obispos exigieron que los miembros de la Fuerzas Armadas se guíen por "la sana conciencia de su deber, sin servir a parcialidades políticas, respetando la dignidad y los derechos de toda la población, como juraron ante Dios y la Patria".
Además, pidieron al Gobierno de Nicolás Maduro y a la oposición prestar atención a las necesidades de los ciudadanos y valorar "la generosidad y la valentía de quienes han aceptado los riesgos del rescate de una verdadera democracia".
El Episcopado se dirigió igualmente a los venezolanos que han tenido que emigrar del país, a los que animaron a no dejar de "expresar su testimonio de fe y caridad brindando su participación en las obras de la sociedad y de la Iglesia".
"Sean siempre embajadores de la herencia recibida de nuestros antepasados, en especial, el espíritu de solidaridad, la alegría y la fraternidad. Dios los proteja. No olviden a los suyos y sientan nuestra proximidad en la oración y las bendiciones", agregó.
Finalmente, los obispos agradecieron a los diferentes países e Iglesias que acogieron "a quienes han emigrado para poder sentir la solidaridad y la real posibilidad de un trabajo y una condición que les permita vivir y contribuir con su familia que quedó en Venezuela".
Sin embargo, lamentaron las actitudes negativas de algunos venezolanos, "así como su rechazo en diversos pueblos hermanos", y rogaron "a las naciones que los reciben, prestarles los cuidados y atenciones que les permitan vivir con dignidad, aportando lo que pueden y son capaces de hacer".
"Nos hacemos eco de los clamores de libertad, justicia y sana convivencia que brotan de los corazones de quienes sufrimos en esta hermosa tierra de gracia. Imploramos la maternal protección de María de Coromoto, celestial patrona de nuestra nación que nos pide hacer lo que su hijo Jesucristo nos dice", concluyeron.