Después de que un terremoto en el sur de Filipinas dejó al menos nueve fallecidos y miles de desplazados el 15 de diciembre, los sobrevivientes necesitan ayuda material, como agua potable y oraciones.
"Recordemos a nuestros hermanos y hermanas en Mindanao, que experimentaron un terremoto que es aún más fuerte que los anteriores", dijo el Arzobispo de Manila, Cardenal Luis Tagle, en su homilía del 16 de diciembre en la Catedral de Manila, informó CBCP News.
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El terremoto de magnitud 6.9 en la provincia de Davao del Sur, en el sur de Filipinas, se produjo un día antes de que muchos católicos filipinos comenzaran a celebrar el Simbang-Gabi (Misa de la noche), una antigua tradición cristiana de Filipinas de preparación para la Navidad en el contexto del Adviento.
"Unámonos con nuestros hermanos, quienes, en este momento, asisten al Simbang-Gabi, no dentro de una hermosa iglesia, pero aun manifestando su fe", dijo el Cardenal.
El área continúa sufriendo a raíz de una serie de fatales terremotos desde octubre, que han dejado a decenas de miles de personas sin hogar.
El Obispo de Digos, Mons. Guillermo Afable, hablando en Radio Veritas, le pidió a los filipinos que recen el Rosario.
"Hacemos un llamado a todos los filipinos para rezar juntos el Santo Rosario, especialmente hoy, porque esto es lo mejor que se puede hacer en tiempos de peligro", dijo.
Los sobrevivientes pidieron agua potable, comida y carpas para refugiarse.
El terremoto interrumpió el suministro de agua. Además, en algunas áreas el agua de los pozos ha sido afectada por la contaminación.
Según UCA News, algunos residentes hicieron filas a lo largo de la carretera en la ciudad costera de Padada, en la provincia de Davao del Sur, para pedir agua.
"Lo que más se necesita es agua, luego comida y tiendas improvisadas", dijo el ciudadano Kausin Gerbolino a UCA News. Había caminado hacia la carretera desde un pueblo costero lejano, donde se dificulta la entrega de ayuda.
Al menos tres terremotos de magnitud 6.5 o superior han afectado el área desde octubre, informa The New York Times. El último terremoto tuvo el epicentro cerca de la ciudad de Davao.
El presidente Rodrigo Duterte ha puesto a autoridades y las fuerzas de seguridad en alerta máxima.
En el pueblo de Padada, las autoridades cerraron el único mercado debido a los daños. Una tienda colapsó durante el terremoto, matando al menos a dos personas.
Después de los sismos de octubre, los ingenieros establecieron bombas de agua desde manantiales naturales hasta la ciudad de Magsayay. Sin embargo, estas bombas conectadas al suministro de agua fueron destruidas en el terremoto.
"Estamos pidiendo más ayuda, especialmente agua, no solamente para beber, sino también para cocinar y desinfectarnos", dijo Anthony Allada, funcionario público de la ciudad de Magsayay, según informa UCA News.
Las cifras del 18 de diciembre de las agencias gubernamentales indican que nueve personas murieron, una desapareció y 111 resultaron heridas. Otras 100 mil personas fueron afectadas.
Al menos seis iglesias quedaron destruidas y otras 41 estructuras públicas están dañadas o destruidas.