Como cada tercer Domingo de Adviento desde hace 50 años, la Plaza de San Pedro acogió este domingo 15 de diciembre la bendición pontificia de las estatuillas del Niño Jesús que numerosos jóvenes de los oratorios de Roma y de otros lugares de Italia y del extranjero alzaron ante el Pontífice tras el rezo del Ángelus dominical.
Esta tradición comenzó el 21 de diciembre de 1969 durante el Pontificado del Papa San Pablo VI, cuando impartió por primera vez la bendición a las estatuillas conocidas como "bambinelli" y que a partir de la noche del 24 de diciembre se colocarán en los pesebres de numerosos hogares romanos.
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En su bendición el Papa saludó a los jóvenes "que habéis venido con las estatuillas del Niños Jesús para vuestros pesebres. ¡Alzad las estatuillas! Los bendigo de corazón".
Luego, citó un párrafo de la reciente Carta Apostólica Admirabile signum sobre la importancia del pesebre y la necesidad de conservar y revitalizar esa tradición popular cristiana.
"El pesebre es como un Evangelio vivo. Mientras contemplamos la escena de la Navidad se nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Jesús, Dios, aquel que se hizo hombre para encontrarse con cada uno de nosotros. Y descubrimos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros para que también nosotros podamos unirnos a Él".