El Papa Francisco recibió este 12 de diciembre a los miembros de la Congregación para las Causas de los Santos con ocasión del 50º aniversario de la institución y destacó que "los santos no son seres humanos inalcanzables, sino que están cerca de nosotros y pueden sostenernos en el camino de la vida".
Tras el saludo del prefecto del dicasterio, el Cardenal Angelo Becciu, el Papa Francisco recordó que el 8 de mayo de 1969 "San Pablo VI decidió sustituir la Congregación para los Sagrados Ritos por dos dicasterios: la Congregación para las Causas de los Santos y la Congregación para el Culto Divino. Con esta decisión hacía posible dedicar los recursos humanos y laborales adecuados a dos grandes áreas claramente diferenciadas, para responder mejor tanto a las peticiones cada vez numerosas de las Iglesias particulares como a la sensibilidad conciliar".
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En esta línea, el Pontífice destacó que en este medio siglo de actividad la Congregación "ha examinado un gran número de perfiles biográficos y espirituales de hombres y mujeres para presentarlos como modelos y guías de vida cristiana", y añadió que "las numerosas beatificaciones y canonizaciones que se han celebrado en las últimas décadas significan que los santos no son seres humanos inalcanzables, sino que están cerca de nosotros y pueden sostenernos en el camino de la vida".
"El testimonio de los beatos y de los santos nos ilumina, nos atrae y nos interpela, porque es 'palabra de Dios' encarnada en la historia y cercana a nosotros. La santidad impregna y acompaña siempre la vida de la Iglesia peregrina en el tiempo, a menudo de manera oculta y casi imperceptible", explicó.
Por ello, el Santo Padre animó a "aprender a ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. Es muchas veces la santidad de la puerta de al lado, de los que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios".
De este modo, el Papa Francisco insistió que este dicasterio "está llamado a verificar las diversas modalidades de la santidad heroica, la que resplandece más visible como la más oculta y menos aparente, pero igualmente extraordinaria".
"La santidad es la verdadera luz de la Iglesia: como tal, debe ser colocada en el candelabro para que pueda iluminar y guiar el camino hacia Dios de todo el pueblo redimido", exclamó el Papa.
Además, el Pontífice alabó el trabajo que se realiza en este ámbito desde la antigüedad "con escrupulosidad y exactitud en la investigación, con seriedad y pericia en el estudio de las fuentes procesales y documentales, con objetividad y rigor en el examen y en cada nivel de juicio, concerniente al martirio, a la heroicidad de las virtudes, al ofrecimiento de la vida y al milagro".
En este sentido, Francisco los exhortó a "continuar por el camino trazado y seguido durante unos cuatro siglos por la Congregación de los Sagrados Ritos, y continuado durante los últimos cincuenta años por la Congregación de las Causas de los Santos".
También, el Papa instó a los postuladores a ser "cada vez más conscientes de que su función requiere una actitud de servicio a la verdad y de cooperación con la Santa Sede" y añadió que "no deben dejarse guiar por visiones materiales e intereses económicos, no deben buscar su afirmación personal y, sobre todo, deben evitar todo aquello que esté en contradicción con el significado de la labor eclesial que realizan".
"Los postuladores no deben olvidar nunca que las causas de beatificación y canonización son realidades de naturaleza espiritual, no solamente procesal. Por eso deben ser tratadas con una marcada sensibilidad evangélica y con rigor moral", dijo el Papa.
Finalmente, el Santo Padre agradeció a la Congregación para las Causas de los Santos por "su diligente servicio a toda la Iglesia", ya que "a través de su obra están al lado especialmente de los obispos para apoyar su compromiso de difundir la conciencia de que la santidad es la exigencia más profunda de todo bautizado, el alma de la Iglesia y el aspecto primario de su misión".