Desde hace 14 años, Misión Belén, un apostolado fundado en Sao Paulo (Brasil), trabaja diariamente con personas que viven en situación de calle no solo brindando alojamiento, sino también llevando el Evangelio de Cristo a sus nuevas vidas.
El lema del apostolado es: "Ser familia para los que no la tienen".
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Actualmente, la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) apoya a esta obra otorgándole material de evangelización por un periodo de cuatro años.
Según información enviada a ACI Prensa por ACN, en la ciudad de Sao Paulo hay más de 25 mil personas que viven en la calle. Por ese motivo, en el 2005, el P. Gianpietro Carraro y la hermana Cacilda da Silva Leste, fundaron Misión Belén con el carisma de "encarnarse en medio de los pobres, para que Dios pueda llegar a ellos de una manera más profunda".
Si bien Misión Belén inició su labor en las calles, al poco tiempo sus miembros advirtieron que necesitaban ofrecer alojamiento a hombres y mujeres, niños y ancianos que no tenían un techo. Pero no solamente lograron lo anterior, sino que se preocuparon por "sacarlos de una vida marcada por las drogas, la violencia y los abusos", precisa ACN.
En declaración a la fundación pontificia, el P. Gianpietro subraya que la obra no es meramente "asistencialista", sino "una obra de evangelización".
"Jesús sanaba, predicaba, bendecía y permanecía con la gente, al igual que la Misión Belén. Cuando alguien viene a nuestros hogares, ya ha sido tocado por Dios, porque es muy difícil para alguien dejar la calle y las drogas por otro motivo. En estos catorce años, 1.500 personas pidieron ser bautizadas", contó el presbítero.
Las personas acogidas en los hogares de Misión Belén participan en un retiro y reciben un folleto mensual con el Evangelio del día, una meditación sobre la Palabra y un espacio para escribir cómo se está viviendo el Evangelio.
ACN explica que a través de este material muchos de los acogidos son alfabetizados. La fundación pontificia también subvenciona la donación del YouCat, el catecismo para los jóvenes, que cada acogido recibe tras un periodo de seis meses.
Una de las personas que recibió ayuda de Misión Belén es Rafael de Jesús, una persona que, como consecuencia de diversos sufrimientos durante su infancia, cayó en un mundo de violencia, drogas y delincuencia. Luego de salir de la cárcel, vivió por seis años en las calles con una fuerte adicción al crack y comiendo de la basura.
"Cuando llegué a la Misión Belén, nadie me preguntó por lo que había hecho mal, sino que me abrazaron, me regalaron una sonrisa y me ofrecieron comida, un baño y ropa nueva. Yo llevaba la misma ropa y no me había lavado durante al menos dos meses. Sabía que Dios era misericordioso, pero no sabía hasta qué punto. Porque yo tuve muchas oportunidades y las desperdicié. Estaba convencido de que estaba perdido. Pensé que Dios ya había retirado su mano de mí y que moriría en la calle", contó el hombre.
Actualmente, Rafael es acólito y tiene previsto casarse. "Me siento humano de nuevo", aseguró a ACN.
Por su parte, el P. Gianpietro agradeció a los benefactores por la ayuda brindada.
"Es maravilloso sentir que en la Iglesia somos uno. Nosotros estamos en la calle mientras que, al mismo tiempo, hay una persona, a menudo sencilla, que está lejos, que tal vez no puede ni siquiera salir de su casa, pero que hace su contribución. Es maravilloso porque ese benefactor se convierte en un verdadero instrumento de evangelización. Si no tuviéramos Biblias y material para la catequesis, ¿cómo íbamos a trabajar?", expresó.