El Papa Francisco afirmó que "los evangelizadores son como ángeles, como ángeles custodios, mensajeros del bien que no dan respuestas inmediatas, sino que comparten el interrogante de la vida, el mismo que Jesús dirigió a María llamándola por su nombre: '¿A quién buscas?'.
"A Quién buscas, no qué buscas", subrayó el Santo Padre, "porque las cosas no bastan para vivir; para vivir se necesita el Dios del amor".
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El Pontífice hizo esta reflexión en la audiencia que concedió en el Palacio Apostólico del Vaticano este sábado 30 de noviembre a los participantes en el encuentro internacional "La Iglesia en salida. Recepción y perspectivas de la Evangelii Gaudium", promovido por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
En su discurso, Francisco invitó a no dejarse "contagiar por el derrotismo según el cual todo va mal: no es el pensamiento de Dios. Y los tristes no son cristianos. El cristiano sufre muchas veces, pero no cae en la tristeza profunda del alma. La tristeza no es una virtud cristiana. El dolor sí lo es".
Señaló que "la alegría del Evangelio brota del encuentro con Jesús. Cuando nos encontramos con el Señor es cuando nos inundamos de ese amor del que sólo Él es capaz". "Allí está el manantial de la acción evangelizadora".
"La nostalgia de Dios, de un amor infinito y verdadero, está enraizada en el corazón de cada hombre. Necesitamos a alguien que nos ayude a revivirlo".
El Papa insistió en que "el que evangeliza nunca puede olvidarse de que siempre está en camino, a la búsqueda con los demás. Por lo tanto, no puede dejar a nadie atrás, no puede permitirse el lujo de mantener a distancia al que va despacio, no puede encerrarse en su pequeño grupo de relaciones agradables. El que anuncian no busca huir del mundo".
"El que anuncia hace suyo el deseo de Dios, que suspira por el que está lejos. No conoce enemigos, sólo compañeros de viaje. No se yergue como maestro, sabe que la búsqueda de Dios es común y debe ser compartida, que la cercanía de Jesús nunca se niega a nadie", subrayó.