La Orden Franciscana en Chile lamentó "profundamente" el voraz incendio que consumió la iglesia San Francisco de Asís de Curicó el pasado 27 de noviembre e indicó que su destrucción "afecta a la sociedad en su conjunto, a su memoria y proyección".
El incendio comenzó aproximadamente a las 7:00 a.m. del 27 de noviembre y, si bien el siniestro fue controlado, horas más tarde hubo un rebrote del fuego.
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A través de un comunicado emitido el 27 de noviembre, la Orden Franciscana se unió al "dolor de toda la ciudadanía de Curicó que ve que parte de su patrimonio histórico y espiritual se ha perdido".
"La iglesia y monumento histórico 'San Francisco de Curicó' es parte del patrimonio cultural de Chile y de la comunidad franciscana. Por lo tanto, es un bien común que nos importa como sociedad y nos pertenece a todos, por eso esta destrucción afecta a la sociedad en su conjunto, a su memoria y proyección", sostuvieron.
"Esta situación hoy vivida nos llama con urgencia a pensar el Chile que queremos, soñamos y deseamos. Hoy más que nunca necesitamos ser constructores de fraternidad y, juntos, decir basta al daño y la violencia que solo daña el corazón de Chile", agregaron.
"Este templo de San Francisco fue testigo de la construcción misma de la ciudad de Curicó y albergó a tantos hombres y mujeres que lo visitaban con el deseo de que sus oraciones y plegarias fueran escuchadas, y ahora se ha consumido casi en su totalidad, generándose no solo una pérdida material, sino que también espiritual".
Si bien aún se investigan las causas de este siniestro, los Hermanos Franciscanos en Chile renovaron su "compromiso de ser instrumentos de paz y justicia, reconociendo las legítimas demandas sociales, pero a la vez, denunciando que el daño y la violencia no son caminos de diálogo y encuentro en vista de edificar un Chile más justo y fraterno que pueda colmar los anhelos y esperanzas de cada habitante de nuestra patria".
La Orden Franciscana llegó a Curicó en 1731, doce años antes de la fundación de la ciudad. El templo de estilo neogótico fue construido entre 1880 y 1889 y fue afectado por los terremotos de 1906, 1928 y 1985.
En 1986 el templo fue declarado monumento histórico y fue atendido espiritual y pastoralmente por los franciscanos hasta 1987, año en que la comunidad entregó la iglesia al clero diocesano.
El terremoto de 2010 derrumbó la fachada y dañó severamente sus muros interos. Desde entonces permanecía sin uso a la espera de ser reparado a través de un proyecto que planificaba una reconstrucción antisísmica y la creación de un museo.