El 25 de noviembre al cumplirse 41 años del Simposio Internacional de Derechos Humanos, la Arquidiócesis de Santiago renovó su compromiso en esta materia, solidarizándose especialmente con aquellas personas que han sido heridas o perdieron la vida en las manifestaciones sociales del último mes.
El Simposio de los Derechos Humanos se realizó en la Catedral de Santiago de Chile entre el 22 y 25 de noviembre de 1978 en pleno régimen militar del general Augusto Pinochet.
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El encuentro fue convocado por el Cardenal Raúl Silva Henríquez en el marco de la celebración del XV aniversario de la encíclica "Pacem in Terris" del Papa San Juan XXIII.
Mientras representantes extranjeros, de confesiones religiosas, organismos internacionales, del mundo civil y expertos en derechos humanos participaban del simposio, las fuerzas armadas estaban parapetadas afuera de la Catedral.
Al finalizar el simposio se firmó la "Carta de Santiago", documento que plasmó el compromiso de la Iglesia en la promoción y defensa de los derechos humanos que habían sido y estaban siendo vulnerados.
Para conmemorar el hito de 1978, un grupo de fieles se reunió afuera de la Catedral metropolitana para hacer una breve reflexión y oración.
Se leyó un extracto de la Carta de Santiago, que exhortaba a "cada hombre del mundo entero a unirse en un esfuerzo de oración y acción de modo que impulsados por la fe busquen valerosamente la verdad y la justicia y realicen un renovado esfuerzo por recrear la solidaridad en los grupos, pueblos y naciones".
"Llamamos a cada hombre y mujer para que asuma la defensa y promoción de sus propios derechos y dignidad, considere como deber absoluto el respeto de los derechos ajenos. Apelamos a la conciencia de los pueblos para recordarles que a paz solo puede construirse sobre la base de la justicia", agregó la carta.
Acto seguido se encendió el 'Cirio de los derechos humanos' que conmemora cada 25 de noviembre el compromiso, y decenas de velas por los ciudadanos que han resultado heridos y fallecidos en los enfrentamientos con Carabineros y en otras circunstancias, desde el estallido social del 18 de octubre.
El Vicario de la Pastoral Social Caritas Santiago, P. Jorge Muñoz, manifestó a ACI Prensa que a la Iglesia le duele "profundamente cualquier violación de derechos humanos, no importa la época que sea".
"La gravedad de los derechos humanos de ese entonces es la misma de hoy. Tal vez nos pilla en un tiempo de secularización donde la voz de la Iglesia es más débil, pero creo que la voz de la ciudadanía es más fuerte", reflexionó.
En ese sentido, enfatizó que "la Iglesia siempre ha estado comprometida con los derechos humanos. Quien lee el Evangelio y se encuentra con ese Jesús del Evangelio no pude sino defender los derechos humanos".
Junto con "reconocer los propios abusos, los propios crímenes que hemos cometido y que, tal vez, se siguen cometiendo", el P. Muñoz dijo que "eso no nos puede acallar, no nos puede cegar y nos nos puede paralizar".
"Hay que seguir acompañando las justas demandas", "sumarnos a todos los ciudadanos que salen a las calles para estar con ellos, acompañarlos, abrir las iglesias para los cabildos. Nuestra manera, hoy día, es seguir acompañando este justo grito y clamor por mayor justicia, más equidad y de mayor inclusión".
Graves violaciones a los derechos humanos
Este 26 de noviembre el director para las Américas de Human Rights Watch (Observatorio de Derechos Humanos), José Miguel Vivanco, se reunió con el presidente de Chile, Sebastián Piñera, a raíz de las violaciones a los derechos humanos que han sufrido miles de personas desde que se desataron las manifestaciones sociales.
Vivanco aseguró que se han cometido "graves violaciones a los derechos humanos" producto del "uso excesivo de la fuerza contra manifestantes, transeúntes y graves abusos en las detenciones".
El informe da cuenta de golpizas brutales, abusos sexuales, el uso indiscriminado de armas y escopetas antidisturbios, que han sido denunciadas un total de 442 querellas por el Instituto Nacional de Derechos Humanos ante el Ministerio Público.
Asimismo, unas 1.015 personas han sido heridas con perdigones, algunas con graves lesiones oculares.