El Papa Francisco reconoció el derecho a la legítima defensa, pero siempre como último recurso.
Así lo señaló este martes 26 de noviembre en la rueda de prensa que ofreció en el vuelo de regreso a Roma luego de su viaje apostólico a Tailandia y Japón. El Pontífice señaló que "la hipótesis de la legítima defensa siempre permanece", y recordó que "es una hipótesis que también se contempla en la teología moral, pero como último recurso", hizo hincapié.
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El Santo Padre priorizó la diplomacia y la mediación como herramientas para la solución de conflictos y, sólo como último recurso, la legítima defensa.
En ese sentido, Francisco mostró su satisfacción por el progreso ético que está experimentando la humanidad, lo cual significa que "avanza en el bien, no sólo en el mal".
El Papa habló sobre el derecho a la legítima defensa en una reflexión más general sobre la paz y la violencia.
Explicó que tiene en proyecto una encíclica sobre la violencia, pero "no siento que está madura, ciertamente debo rezar mucho y buscar el camino". De hecho, aseguró que, aunque hay un proyecto, la encíclica "la hará el próximo Papa, porque apenas tengo tiempo. Hay un proyecto que está en el cajón. Ahí está madurando", señaló.
No obstante, puso de relieve que ya hace numerosas declaraciones sobre la violencia y la paz. Por ejemplo, "el problema del 'bullismo' con los chicos de la escuela: ¡Es un problema de violencia! Precisamente hablé a los jóvenes japoneses sobre este asunto. Es un problema que estamos tratando de ayudar a resolver con diversos programas educativos. Es un problema de violencia, y los problemas de violencia se deben afrontar".
Sobre la paz y las armas destacó el papel mediador de algunas organizaciones internacionales y países, como Noruega, "siempre dispuesto a mediar y a encontrar una salida para evitar la guerra. Eso se está haciendo y a mí me agrada, pero es poco".
"Las organizaciones internacionales no se arriesgan, las Naciones Unidas no se arriesgan". "Todavía se debe hacer más. Sin ofender, en el Consejo de Seguridad hay un problema con las armas. Están todos de acuerdo para resolver ese problema para evitar un incidente bélico. Todos votan que sí y, uno con derecho a veto, dice 'no' y todo se para".
Por ello, invitó a reflexionar sobre el derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU: "He escuchado (no sé juzgar) que quizás las Naciones Unidas deberían dar un paso adelante renunciando en el Consejo de Seguridad al derecho a veto de algunas naciones. No soy un técnico en esto, pero lo he escuchado como una posibilidad. No sé qué decir, pero estaría bien que todos tuviesen el mismo derecho".
En cualquier caso, abogó por incrementar los esfuerzos para "detener la producción de armas, detener las guerras y avanzar hacia la negociación, también con la ayuda de facilitadores e intermediadores".
Como ejemplo de resultados positivos en una negociación, habló del caso de Ucrania y Rusia: "Hubo una negociación para el intercambio de prisioneros. Eso es positivo: siempre es un paso para la paz".
Señaló que, en Ucrania, "ahora hay un intercambio para pensar la planificación de un régimen de gobierno en Donbass y están discutiendo".
El Papa continuó su reflexión sobre los países fabricantes de armas y denunció "la hipocresía armamentística" que consiste en que "países cristianos, o al menos de cultura cristiana, países europeos, hablen de paz y vivan de las armas. Eso se llama hipocresía".
"Acabar con esa hipocresía implica que una nación tenga la valentía de decir: 'Yo no puedo hablar de paz porque mi economía gana mucho con la fabricación de armas'".
Por último, narró una anécdota: "En un puerto, ahora no recuerdo bien en cual, llegó un barco lleno de armas que debía traspasar las armas a otro barco mayor con destino a Yemen (todos sabemos lo que sucede en Yemen). Los trabajadores del puerto dijeron 'no'. Fueron valientes aquellos trabajadores. El barco regresó a su casa. Es un caso, pero nos muestra cómo se debe actuar en esto. Y la paz hoy es muy débil, muy débil. Pero no nos desanimemos".