En el encuentro que sostuvo este viernes con los obispos de Tailandia y Asia, el Papa Francisco recordó la labor de un misionero francés que "pierde" la vida evangelizando a las tribus de Tailandia.
"Hace tres meses me visitó un misionero francés que trabaja desde hace casi 40 años en el norte de Tailandia entre las tribus y vino con un grupo de unas 20, 25 personas, todos padres y madres de familia, jóvenes, de unos 25 años, a los cuales él los había bautizado, primera generación y ahora bautizaba a sus hijos", relató el Santo Padre en el encuentro realizado en el Santuario del Beato Nicolás Boonkerd Kitbamrung, en la ciudad de Bangkok.
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El Papa dijo que al ver casos como este, "uno puede pensar: Perdiste la vida con 50 personas, con 100 personas. Esa fue su semilla y Dios lo consuela, haciendo bautizar a los hijos que él bautizó por primera vez".
"Simplemente, esos tribales del norte de Tailandia, lo vivió como riqueza para evangelizar, no dio por perdida a esa oveja, la asumió", resaltó Francisco.
"Toda vida vale a los ojos del Maestro", destacó el Santo Padre y explicó que los Apóstoles "eran audaces, valientes, porque sabían principalmente que el Evangelio es un don para ser derramado en todos y para todos: derramados a toda la gente, a los doctores de la ley, pecadores, publicanos, prostitutas, todos los pecadores de ayer como los de hoy".
"Me gusta señalar que la misión, antes que las actividades para realizar o proyectos para implementar, requiere una mirada y un olfato a cultivar; requiere una preocupación paternal y maternal porque la oveja se pierde cuando el pastor la da por perdida, nunca antes", dijo el Papa.