Este viernes 22, antes de acudir a la Catedral de la Asunción para la Misa con los jóvenes, el Papa Francisco llegó a la Chulalongkorn University de Bangkok para su encuentro con los líderes de otras confesiones cristianas y de otras religiones, a quienes dijo que la cooperación entre religiones es más apremiante para afrontar los desafíos del mundo actual.
Mons. Joseph Chusak Sirisut, Obispo de Nakhon Ratchasima y presidente de la Comisión para el Diálogo Inter-Religioso y Ecuménico de la Conferencia Episcopal de Tailandia, indicó que entre los asistentes estaban los líderes tailandeses del budismo, islamismo, brahmin-hinduismo y sikkhism; además de líderes de otras denominaciones cristianas, como los ortodoxos. Asimismo, asistieron académicos. En total el auditorio acogió unas 1.500 personas.
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Esta universidad, la primera de Tailandia, fue fundada en 1917 y toma el nombre del rey Chulalongkorn, quien en 1897 visitó Roma y se convirtió en ser el primer jefe de un Estado no cristiano en ser recibido en el Vaticano. La audiencia la tuvo con el Papa León XIII.
El Papa Francisco dijo que el recuerdo del reinado de este monarca, "caracterizado entre tantas virtudes por la abolición de la esclavitud, nos cuestiona y nos anima a asumir un protagonismo tenaz en el camino del diálogo y del entendimiento mutuo".
"Esto habría que hacerlo en un espíritu de compromiso fraterno que ayude a poner fin a tantas esclavitudes que persisten en nuestros días, pienso especialmente en el flagelo del tráfico y de la trata de personas", añadió.
En ese sentido, Francisco reiteró su llamado a trabajar por un mayor entendimiento y cooperación entre las diferentes religiones, algo que es "más apremiante para la humanidad actual" que enfrenta problemáticas complejas "como la globalización económico-financiera y sus graves consecuencias en el desarrollo de las sociedades locales" o los rápidos avances, que aparentemente promueven un mundo mejor, pero que "conviven con la trágica persistencia de conflictos civiles: migratorios, refugiados, hambrunas y bélicos; y también con la degradación y destrucción de nuestra casa común".
"Se acabaron las épocas donde la lógica de la insularidad podía predominar en la concepción del tiempo y del espacio, e imponerse como mecanismo válido para la resolución de los conflictos. Hoy es tiempo de atreverse a imaginar la lógica del encuentro y del diálogo mutuo como camino, la colaboración común como conducta y el conocimiento recíproco como método y criterio", afirmó.
El Santo Padre señaló que en la resolución de los conflictos, las universidades y las religiones tienen mucho para aportar "sin necesidad de renunciar a las propias notas esenciales y dones particulares".
"Estos tiempos –indicó– nos exigen construir bases sólidas, ancladas en el respeto y reconocimiento de la dignidad de las personas, en la promoción de un humanismo integral capaz de reconocer y reclamar la defensa de nuestra casa común (…). Las grandes tradiciones religiosas de nuestro mundo dan testimonio de un patrimonio espiritual, trascendente y ampliamente compartido, que puede ofrecer sólidos aportes en este sentido, si somos capaces de aventurarnos a no tener miedo de encontrarnos".
Francisco también alentó a prestar atención a los pobres, los pueblos indígenas y las minorías religiosas. En ese sentido, "abrazar el imperativo de defender la dignidad humana y respetar los derechos de conciencia y libertad religiosa".
El Papa destacó el respeto que en Tailandia existe por los ancianos. Dijo que esto les ayuda a mantener sus raíces y evitar que el pueblo se marchite "detrás de determinados slogans que terminan por vaciar e hipotecar el alma de las nuevas generaciones".
Existe, denunció, "una tendencia a 'homogeneizar' a los jóvenes, a disolver las diferencias propias de su lugar de origen, a convertirlos en seres manipulables hechos en serie. Así se produce una destrucción cultural, que es tan grave como la desaparición de especies".
Por ello, alentó a los líderes tailandeses a hacer "descubrir a los más jóvenes el bagaje cultural de la sociedad en la que viven", pues "es un verdadero acto de amor hacia ellos, en vista de su crecimiento y de las decisiones que deberán tomar".
Francisco también destacó la importancia de instituciones educativas como las universidades, pues "la investigación, el conocimiento, ayudan a abrir nuevos caminos para reducir la desigualdad entre las personas, fortalecer la justicia social, defender la dignidad humana, buscar las formas de resolución pacífica de conflictos y preservar los recursos que dan vida a nuestra tierra".
"Todos somos miembros de la familia humana y cada uno, desde el lugar que ocupa, está invitado a ser actor y gestor directo en la construcción de una cultura basada en valores compartidos, que conduzcan a la unidad, al respeto mutuo y a la convivencia armoniosa", afirmó el Papa, que ofreció su oración y mejores deseos por los esfuerzos "orientados a servir el desarrollo de Tailandia en prosperidad y paz".